Por allí hace ya algunos años se podía ver en las vidrieras y estantes de muchas librerías un libro cuyo título era "Como Decirle No a la Gente", el cual parece que fue un éxito de ventas porque, entre todas las pendejadas que contenía, parece que su revelación principal era el enseñarle a las pobres y sedientas almas de esta época que eso de decirle "sí" a cuanta persona nos pidiera algo, era más nocivo incluso que fumarse un paquete de cigarrillos al día. Pero aquí entre nos, yo creo que semejante libro constituyó un error histórico desde todo punto de vista, comenzando porque la mayoría de la gente de esta época, por no decir la totalidad, tiene la negativa preparada a hacer cualquier cosa por el otro a flor de labios, casi como un reflejo pues. No se está terminando de pedir algo cuando la otra persona ya te está pensando la excusa para decirte "no", salvo que haya un interés de por medio claro, o porque no se tenga más remedio.
Pero aparte de todo lo anterior, también se me venía a la mente una persona con quien el autor del referido libro seguramente hubiera perdido sus reales, por no decir su tiempo y esfuerzo. Y es que, en realidad, cuando se habla de mi hermana Rina, habría es que hacer un tratado completo, y traducido a 20 idiomas, de como se le puede decir "Sí" a las personas y no morir en el intento. Seguramente seria un éxito de ventas. Y yo me ofrecería sin lugar a dudas, a hacerle propaganda por todos lados.
Porque miren que es difícil toparse con una persona así; y yo tuve la grandísima suerte de no solo toparme, sino de tenerla en mi casa durante muchos años y disfrutar en vivo y directo, y de hecho, todavía lo hago, de la más grande generosidad que yo haya podido conocer en un alma. Porque hablar de mi hermana Rina es hablar sencillamente de un alma generosa y desprendida, de todo y con todos.
Y tiro el primer ejemplo para los que piensen que se exagera desde esta esquina. Recuerdo peleas con Nelson, con Raiza y ni hablar con Rosnel. Pero con Rina no recuerdo ni una. Si se llevara una estadística de peleas y tiempo de arrecheras entre hermanos, la protagonista de estas líneas tendría el menor promedio en ambas, lo cual habla ya de entrada del talante de persona que es mi otra hermana mayor.
Pero su fuerte siempre fue su generosidad. Cualquier cosa, leáse bien, CUALQUIER cosa que se le pidiera, ella lo hacía, y con gusto además. Tuve la suerte de ser un hermano menor consentido por sus hermanos mayores, pero lo de Rina siempre fue sobresaliente. No habia ninguna duda al momento de pedirle a alguien que me preparara un té, me planchara una camisa o se hiciera pasar por mi mamá cuando el director del colegio llamara a la casa para informar que me había jubilado de clases. Mucho menos para asistir a las constantes citaciones que en mi época de "aborrecente" llegaban desde el colegio a la casa. Rina siempre estaba allí, como mi "representante legal" porque mis papás "siempre estaban de viaje". Y ni hablar de cuando me firmaba las boletas con siete materias aplazadas. Esas cosas no tienen precio, definitivamente. Nunca se negó, siempre había un "sí vale" en sus labios. Y con una sonrisa la mayoría de las veces.
Pero así era con todos en la casa, y eso lo saben el resto de la camada. En el viejo sistema de repartición del TV de la sala por días entre hermanos, el día más conflictivo era el martes, porque era el día en que la generosa Rina regentaba el aparato y todos nos peleábamos para que nos pudieran ceder más horas en ese día. Rina se limitaba a repartir las horas solicitadas, siempre buscando equidad entre todos sus hermanos. Nunca hizo gala del desprecio con el que el resto de los hermanos parábamos a los otros del TV cuando era nuestro día de de dominio. Hasta en eso siempre tuvo más clase que el resto.
Pero a la generosidad y desprendimiento, hay que sumarle el sentido de humor muy particular que tiene mi otra hermana mayor. Sería inútil tratar de explicarlo con palabras porque para entenderlo y disfrutarlo hay que vivirlo, pero estoy convencido que todos los que han intimado con la familia saben a que me refiero. Rina es la alegría y diversión personificada. No recuerdo nunca haberla visto apesumbrada o de mal humor ni mucho menos amargada; siempre tranquila, siempre transmitiendo serenidad y alegría.
Un hecho destacable en toda esa entrega de generosidad, es que fue mi hermana Rina la que, con toda la paciencia del mundo, se sentaba conmigo a los 5 o 6 años y me ponía a leer el librito aquel cuyo nombre se me escapa; y lo mismo hizo con Rosnel. Por eso es que mi hermanita y yo eramos de los que mejores leíamos en Preparatorio, cuando el resto de los compañeros apenas se iniciaban en la lectura. Ni hablar cuando en Primaria, con toda la paciencia del mundo también, se sentaba a ayudarme en las pendejadas aquellas de artes plásticas para las que siempre fui terriblemente malo, o cuando trataba de explicarme operaciones de suma y resta. Y también recuerdo, que fue ella la que me contagió las paperas, aunque no estoy seguro si fue por mandato de Doña Rosa. Sea como sea, esa se puede considerar la única mancha negra en su historial conmigo.
Rina también ha sido la más vérsatil de mis hermanas. Casi que hizo de todo: tocaba el órgano, hizo curso de modelaje, de actuación, de peluquería y de otras cosas más que ahorita se me escapan. Recuerdo que incluso fui su conejillo de indias cuando hacía su curso de peluquería; bueno siempre se ha sabido que mi tumusa es resistente a la más duras pruebas, entre ellas el pulso de la mano de Rina. Y ni hablar de los gritos que le ponían a hacer en su curso de actuación o modelaje. Todavía eso forma parte del Top10 de las cosas más chistosas que cualquier persona podrá escuchar en la Rodriguera.
Entonces, generosidad a toda prueba; desprendimiento ni se diga. No recuerdo nunca a Rina armando alguna escena porque el Viejo no le comprara algo de marca; ni se le pasó por la cabeza pedirle un carro alguna vez ni algún regalo caro y nunca la ví con esas tonterías que la mayoría de nosotros hacíamos a determinada edad. Tampoco recuerdo haberle oído alguna grosería. Lo de ella siempre fue echar broma, hacer chistes de todo y claro, ayudarte en todo lo que le pidieras.
Como el resto de las personas tiene sus manías y defectos claros. Uno de los principales es que es algo chismosita, pero es mujer así que eso no tiene mayor relevancia. Lo cierto es que si quieres que algo se sepa dentro de la familia y no quieres decirlo de frente, solo debes comentarselo a "lenguita" (como le dice el Viejo) y todo se sabrá en el lapso máximo de 48 horas. Otra de sus manías es que se niega rotundamente a que le tomen fotos porque "siempre sale mal". Bueno, cuestión de gustos, a mí me parece que sale genial en todas las fotos, pero bueno.
Siempre he estado convencido de que el que obra bien, le va bien en la vida, y cuando tengo mis dudas sobre esto, siempre me viene a la mente mi hermana Rina. Hoy es madre y esposa, y claro que el destino no podía tratarla de mejor manera que con un buen esposo y una maravillosa hija. Mi sobrina Oriana es el sueño de cualquier padre: linda e inteligente y la mejor estudiante de su clase; no dice groserías y a sus casi 13 años está clarita en que el tal Justin Bieber es un payaso. En fin, que toda la generosidad, desprendimiento y buen humor que toda la vida ha mostrado mi hermana del "Sí" necesariamente tenía que reflejarse en lo más grande que le ha dado la vida: su hija. Es que no había otra.
Y mi linda hermana hoy anda de cumpleaños; un cumpleaños más llenando de alegría, generosidad, desprendimiento y sencillez a esta complicada familia donde Dios tuvo el buen tino de colocarla; y donde desde siempre nos ha contagiado a todos con sus ocurrencias y sus bromas, y claro, con sus manias y sus chismes.
Y en función de una de esas manías, y solo por ser tu cumpleaños, no coloco ninguna foto tuya; o mejor dicho, no una foto tuya directa; sé que estarás de acuerdo conmigo en que Oriana es la mejor imagen y reflejo de lo que tú has sido y seguirás siendo para nosotros por muchos años más....
Feliz Cumpleaños Gatu....
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