jueves, 15 de abril de 2010

LA TOLERANCIA DE LOS INTOLERANTES...

Tolerancia. En los últimos tiempos me parece que ha sido una de las palabras más manoseadas por las personas que hacen vida en este conuco político en que se ha convertido mi sufrido país en los últimos años. Todos hablan de que la tolerancia es una virtud, de que todos debemos ser tolerantes con los demás y con sus ideas. De que los mayores crímenes en la historia de la humanidad se han cometido precisamente es por la ausencia de ella, y muchas otras historias más.

Y me parece que todos tenemos un conocimiento más o menos vulgar de lo que significa tener tolerancia. En mi opinión, la misma consiste en respetar las ideas y acciones de los demás, aún cuando no estemos de acuerdo, en lo más mínimo, con ellas. Viendolo así, tan sencillo, pareciera que no es nada del otro mundo. Yo respeto tus ideas y tu forma de pensar y actuar, y tú respetas las mías. Sencillito pues, no hay mayor complicación. Todos felices y ya, como seres humanos y "racionales" que somos.

Pero si nos adentramos un poco en la dinámica de vida que uno lleva, sobre todo los que hemos compartido experiencias de vida en el territorio que comprendía la antigua Capitanía General de Venezuela, durante los últimos 11 años, podemos dar fé de que la cuestión no es tan sencilla. En esta parte del mundo, y tal como decía una vieja canción de Yordano: "te la juegas si andas diciendo lo que tú piensas", y no de forma metaforica. De eso pueden dar fé muchas personas que hoy andan de vacaciones en algunas de las posadas que el Ministerio del Interior y Justicia regenta en varias localidades turísticas del país como Yare, La Planta, INOF, etc etc.

Y vamos a quitarnos en este punto la careta. Aquí todos somos unos intolerantes. Nos decimos que sí, que vamos a entender y aceptar las ideas de los demás, como somos seres civilizados que somos. Pero es mentira. Continuamente estamos juzgando y rechazando todo aquello que no nos parece. Sí podemos iniciar un debate, pues lo hacemos, y tratamos de "convencer" al otro de que está errado. De que esa idea que subyace inmutable en su pensamiento desde hace años, sencillamente está errada y punto. Y de paso, te digo que eres un bruto e ignorante porque, al final, de todas todas, el que tiene la razón soy yo, y punto. No acepto discutir sobre ese tema. Me junto con los que piensan como yo (o por lo menos con aquellos que no se atreven a contradecirme) y me alejo de todos aquellos que no me sigan la corriente. Así soy. Que le voy a hacer.

Así, en mi caso particular, debo confesar que no soy para nada tolerante con los que traten de refutarme una opinión en 3 temas: fútbol, historia y derecho. Claro, mi grado de intolerancia se va atenuando o gradando de acuerdo a mi interlocutor. Pero tiene un mínimo del cual no baja. Así, no es lo mismo hablar de fútbol con alguna de mis mijiticas (Mijiticas: par de amistades del sexo femenino que no son mas niñas porque no son más altas, aunque una de ellas sí se lanza ahora incluso al estadio de fútbol y sabe lo que es un "bateo y corrido", con la otra sí no hay esperanzas) que hablar, por ejemplo, con Richard Méndez, el narrador venezolano de ESPN. Tampoco sería lo mismo hablar de historia con alguno de mis panas cerveceros, que con Elías Pino Iturrieta. O hablar de Derecho con cualquiera de mis colegas abogados contemporaneos, que con mi ilustre padre, el mejor abogado que he conocido en mi vida. (Sip, lo sé, estoy parcializado por el evidente parentesco de consanguinidad en primer grado que me une con este señor).

Pero en fin, así somos por naturaleza, intolerables. Claro, siempre he pensado que, tal como lo mencioné con anterioridad, no es que podamos acabar de raíz con esa intolerancia. Sencillamente podemos atenuarla, no exaltarnos tanto cuando alguien manifieste una idea o ejecute una acción diferente a lo que nosotros estamos acostumbrados. Tratar de entender y aceptar, no las conclusiones o ideas que finalmente tienen esos otros, es claro que no lo haremos. Pero sí podemos TRATAR de entender las motivaciones o causas que dichas personas tienen para pensar o actuar de ese modo. Para mí, ese es el secreto de la cuestión. Sí tratamos de ponernos un poco en el lugar del otro, y entender las motivaciones o causas que se exponen, y después hacer una operación mental de traslado de esas motivaciones a nuestra experiencia diaria, me parece que allí habremos dado un gran paso, en esa vaina tan extraña que es aceptar y entender las ideas de otras personas que piensen distintos a nosotros. Es pues, una cuestión "racional", no de instinto. Esto es lo que yo llamo "la tolerancia de los intolerantes".

Hace dos días visité, como frecuentemente lo hago, el estadio Olímpico de la UCV para observar el último juego de Copa Libertadores de mi no tan adorado (por ahora claro) Caracas FC, el cual se enfrentaría a la Universidad de Chile. Y pude observar, en vivo y directo, un ejemplo claro del gran grado de intolerancia en que está sumergida nuestra sociedad actual. Pero al mismo tiempo, pude percibir también, un poco de esa "tolerancia de los intolerantes", que dicho sea de paso, fue absoluta mayoría ese día. Lo que pasa es que, en estos temas de Tolerancia, sin duda alguna se aplica aquel viejo adagio que dice "para construir se necesitan siglos y gigantes, para destruir un enano y un segundo".

El asunto resumido fue el siguiente: unos 40 o 50 aficionados chilenos de la Universidad de Chile llegaron, como llega cualquier aficionado leal a apoyar a su equipo, esté donde esté y juegue donde juegue, a las instalaciones del estadio y, por allá, bien lejos de la hinchada del Caracas, procedieron a instalarse y a poner sus trapos y banderas, preparandose para alentar a su equipo. Esto fue observado por aproximadamente 5.000 aficionados del Caracas se dieron cita en el coso universitario. Y estoy seguro de que si le preguntan a esos aficionados, TODOS sin excepción les contarán que ellos vieron exactamente lo mismo que yo les estoy mencionando. De este lado entonces, estamos los siglos y los gigantes, o dicho de otra forma, de este lado está "la tolerancia de los intolerantes".

Ah, pero nunca faltan el enano y el segundo. Nunca falta la intolerancia pues. Porque por otro lado, 40 o 50 desadaptados sociales (que no pueden llamarse jamás "hinchas") no vieron eso. No señor. Ellos vieron otra cosa. Vieron como una banda de mal nacidos chilenos "osaban" manchar el gentilicio y el honor del Estadio y de la Ciudad, (y cuidado sino del país también), en otras palabras, estaban violando la soberanía nacional. Ellos vieron como aquellas hordas venidas del sur del continente venían a acabar con nuestras familias y seres queridos, venían a escupirnos en la cara y a hacer mofa de nuestra nacionalidad y de nuestros colores.

Por eso, y seguramente a riesgo de su propia vida, no tuvieron otra opción que ir (eso sí, en cambote, ni de vaina solos), cual operación militar de tenazas, a rodear a esos desgraciados y hacerles sentir que la casa se respeta. ¿Y eso no era la función de los jugadores que integran el equipo y que iban a jugar el partido? podría preguntar cualquier distraído, pues no...de repente, ya no nos encontrabamos en un juego de fútbol. Ya esto era un asunto de orgullo nacional. Ciertamente, llegué a pensar que allí mismo iban a llegar los Sukhoi a bombardear la tribuna norte del estadio y borrar de la faz de la tierra a esos hijos de puta que habían osado vestir un color distinto al de la mayoría de los asistentes. Habíamos llegado pues, al territorio de la intolerancia.

Lo impresionante del asunto era la proporción numérica de ambos lados. Por un lado, casi 5000 personas, sentados en sus asientos, observando, con risas la minoría, con evidente desconcierto y verguenza la mayoría, como la intolerancia de 50 o 60 antisociales se daba de golpes y sillazos con una pared de cartón, llenos de un odio que nadie sabe de donde nace, (porque del fútbol evidentemente no es) dirigido hacia unos semejantes, cuyo único pecado fue el de querer seguir a su equipo en las buenas y en las malas, que no es otra cosa, valga la aclaratoria, que lo mismo que ellos alegan hacer.

El resto ya queda para la anécdota. Intervención policial. Perdigones, bombas lacrimogenas. Victoria en el campo de los chilenos. Vergonzoso partido para el Caracas. Piedras contra los invasores, encapuchados, mas perdigonazos. Futura suspensión internacional del estadio. Multas ecónomicas para el club. Todo un rosario de excelentes consecuencias pues. Y todo, resultado de las actuaciones de una minoría intolerante. (salvo la derrota del Caracas, producida por otros factores que no vienen al caso comentar).

Observandolo en retrospectiva, es verdaderamente revelador y preocupante además, como, en estas cuestiones de tolerancia, una absoluta minoría puede hacer y deshacer como quiera ante los ojos pasivos de una mayoría aplastante que solo se limita a observarlos. Y es que pareciera, que ese mismo escenario presentado hace dos días en mi lugar favorito del mundo, es perfectamente trasladable a cualquier situación en cualquier lugar. Ejemplos de estos sobran en la historia de la humanidad.

Pareciera entonces, que no basta con caer en cuenta que la gran mayoría de los seres humanos poseemos esa "Tolerancia de los intolerantes", que en el caso del juego de fútbol, impidió que 5.000 personas acribillaran a 50 chilenos. Sin embargo, esa misma tolerancia no pudo impedir que un grupo minúsculo se abrogara el derecho de tratar de destruir y apalear a esas personas que, finalmente, no pensaban igual que ellos, y con ello, destruir y apalear el momento de esparcimiento y recreación, de compartir con amigos y familia, que debe significar el fútbol y todo evento deportivo.

Que hará que unas personas tan jóvenes como las de ese día se conviertan en verdaderas maquinas de odio y agresión hacia los que piensan o actúan de manera diferente, no sé. Eso será cuestión de sociologos, expertos y similares. Podrán ser los tristes momentos en que vivimos, con una sociedad absurda y artificialmente dividida en dos bandos por simple voluntad de una minoría, donde hasta los colores que uno utiliza pueden ser motivo de pelea. Sí puedo decir que no es ni el fútbol ni el amor a un equipo ni a unos colores. El fútbol no es violencia ni agresión, el fútbol es vida, es alegría, es compartir con amigos y seres queridos. Y el amor por un equipo es apoyarlo, en las buenas y en las malas, es cantar y saltar, es aplaudir mas duro que tu rival, es llevar con orgullo sus colores. Nada que ver con agresiones físicas, ni mucho menos con cobardes ventajismos.

Y es que además, el venezolano no es así. Aquí jamás significó un peligro asistir a un evento deportivo. Eso era en otros países. Aquí no. Siempre nos enorgullecemos de que, todavía, un magallanero puede sentarse al lado de un caraquista en el estadio y disfrutar ambos del chalequeo y la jodedera, si nos referimos a la rivalidad deportiva mas famosa de nuestro país. Nunca hemos tenido ese grado de intolerancia, esa que lleva a agredir y a destruir. Podemos, como no, gritar, cantar e insultar a un árbitro, o a un jugador rival, pero eso es otra cosa, ya eso forma parte del juego, de la situación. Pero de allí, a herir y a atentar contra la integridad física de otras personas, hay mucha diferencia.

Yo por mi parte, seguiré asistiendo a mi estadio Olímpico, y seguiré apoyando a mi equipo como sé hacerlo: estando presente, hinchando y apoyando, llevando esa tolerancia de los intolerantes, y esperando que llegue el día en que esa masa mayoritaria podamos evitar, de alguna u otra forma, que lo absurdo de la violencia pueda volver a manchar un espectáculo que solo busca llevar alegría y entretenimiento, así sea por 90 minutos, a una población realmente cansada de tantos problemas cotidianos.

Porque al final, solo tengo una gran intolerancia, absoluta y comprobada: la intolerancia hacia los intolerantes...

lunes, 12 de abril de 2010

VISCA BARÇA!!!!!

"Tot el camp, es un clam, som la gent blaugrana
Tant se val d on venim..."

Así comienza el himno de uno de los equipos de fútbol mas famosos del mundo, y de paso, hoy por hoy, es la máquina de hacer fútbol mas aceitada que existe, a despecho de muchos aficionados de su Némesis futbolístico, como lo es el no menos famoso Real Madrid.

Comencemos por aclarar algo: estoy muy lejos de ser uno de esos "fanáticos" que adoran y se cortan las venas por equipos que están a un océano de distancia. Tampoco puedo alegar razones de consanguinidad afín con algún lugar de la Península Ibérica, aunque seguramente debo tener a un canario atravesado por allí y mezclado con una andaluza. Pero eso habrá sido 3 generaciones atrás mínimo, así que tampoco por este lado me puede agarrar el coloquialemte llamado "pastelerismo futbolístico". Para nadie es un secreto que mi amor por mi Caracas Fútbol Club raya en lo "frenético", tal como lo he explicado por esta misma vía con anterioridad, y en mi corazón futbolero no puede caber ningún otro equipo en el Mundo. (Salvo quizás el Celtic de Glasgow y un poquito la Juventus, pero por razones diversas que no vienen al caso en esta ocasión).

También debo aclarar, que históricamente, en ese club privado de odio gratis que a veces tenemos los aficionados del fútbol y al deporte en general, el FC Barcelona ocupaba un lugar privilegiado, junto a equipos tan detestables como el Deportivo Tachira, la Selección de Italia, los leones (sip, así en minúscula; es mi blog carajo!!!) del caracas, los Medias Rojas de Boston, el Glasgow Rangers, y, por supuesto, el San Agustín de El Paraíso.

Y es que esa aberración hacia los colores azulgrana viene desde la infancia, porque, ¿como olvidar que esos colores son los mismos que utilizaban nuestros acérrimos rivales, el San Agustín de El Paraíso, en aquellos tiempos de fútbol colegial, cuando uno defendía con sangre, sudor y lágrimas los colores del glorioso Deportivo Agustinos de mi adorado Colegio San Agustín de El Marqués? ¿Como evitar asociar esos colores blaugranas con el detestable enemigo?

Entonces, ¿como es eso que le estoy dedicando unas líneas a un equipo tan detestable? bueno, bueno, es que todo tiene su razón y su peso. Ciertamente, una cosa es el "no cariño" que pueda tenerle a esos colores, pero otra cosa es el amor que uno siente por este deporte, y creanme que quien escribe, de verdad AMA a esta disciplina deportiva, y por lo tanto, no puede dejar de admirar a quienes reivindican con tanta calidad al bien llamado deporte rey.

Cuando uno es de esos que se calan hasta 10 partidos por día, juegue quien juegue, y que está viendo fútbol desde que tiene como 7 años, se adquieren ciertos principios que podríamos llamar "inalterables". Entre esos principios están reconocer la calidad y la excelencia futbolística venga de donde venga. Así, cuando Colombia era quizás la selección del Mundo que mejor jugaba al fútbol, con verdadero dolor se tuvo que reconocer. Cuando Roberto Baggio era sin discusión el mejor jugador del Mundo, también se admitía. Estos son principios que permanecen en todo aquel que se precie de ser fanático de este deporte, sin que sea admisible mezclar el fanatismo con cosas que resultan "obvias".

Y obvio resulta hoy no solo reconocer, sino admirar y celebrar, que exista un equipo llamado FC Barcelona. Pero más allá de celebrar las 6 copas logradas el año pasado, y las que seguramente obtendrá este año, yo quiero celebrar algo por lo cual siempre se me ha gastado la garganta en este lado del océano, y es el sentido de pertenencia que tiene este club,y que para mí, es la clave del éxito de tan exitosa Institución. Sobre todo, si la comparamos con su archirrival de la capital.

El Barcelona es una máquina de hacer fútbol. Los panas casi que juegan de memoria. Muchos se pueden preguntar que hace que ese equipo juegue tan bien. Yo pienso, en mi humilde opinión, que a pesar de influir muchos factores, uno de los principales, sino el fundamental, se resume en uno solo: EL AMOR A SU CAMISETA Y A LO QUE REPRESENTA.

¿Como se come eso? bueno, sencillito. Cuando se privilegia el talento local, cuando se cree en lo propio sin mirar a lo de afuera, cuando el que suda la camiseta no solo nació en la misma ciudad que representa, sino que además jugó toda su vida con ese uniforme, se produce ese valor, ese plus, que hace la diferencia en la cancha, y que no es otro que el amor por los colores que sencillamente han sido suyos toda la vida, y punto.

En una época de globalización, de fichajes multimillonarios, de múltiples transferencias y equipos verdaderamentes multinacionales, el FC Barcelona se da el lujo de salir hasta con 6 jugadores de la cantera (categorías inferiores) en la titular, más 4 o 5 que deben estar en la banca, y con un técnico que se formó y jugó en el club casi toda su vida profesional. Y que de paso, venía de dirigir en su equipo filial hasta que fue llamado al equipo grande. Guardiola es un tipo que siente esos colores como ningún Mourinho, Capello o compañía podrá sentirlos jamás.

Y que decir de Puyol, de Iniesta y de Xavi?? ¿Y Messi? formado en el Barsa desde los 11 años y además beneficiario de un tratamiento médico financiado por el Barcelona para hacerlo crecer un poquito más. ¿Sentirá esos colores como suyo? También están Piqué y Valdés, más Pedro, Bojan y hasta un venezolano-canario, Jeffren Suarez, formado en sus inferiores, también ve minutos en el equipo de Guardiola. Todos venidos de la cantera, todos blaugranas de corazón, todos catalanes hasta la muerte.

Visto el panorama así, de verdad resulta totalmente lógico y hasta se cae de maduro, la evidente supremacía que mantiene actualmente este superequipo en cuanta competición interviene. Pero pregunto: ¿que chance puede tener un "equipo" como el Real Madrid, lleno de millones de euros (no es que el Barsa no los tenga) pero con jugadores que en su vida han sudado esa camisa. ¿De verdad piensan los madridistas que una jeva como Cristiano Ronaldo pueda algún día entregarse a ese equipo como lo puede hacer Messi con su azulgrana??. De la misma manera, equipos como Arsenal, Inter, Milán, ¿que chance pueden tener cuando en sus alineaciones titulares habrá si acaso un jugador de su ciudad y de vaina? Esos jugadores no tienen sentido de pertenencia con su club ni con su ciudad, solo le deben pertenencia a los millones de euros que ganan, y, como estos pueden variar siempre, bueno, de igual forma varían ellos. Sí me pagan bien, beso el escudo de mi equipo, si no, ni me molesto.

Pero es que la chequera puede reunir un gran conjunto de individualidades, como bien lo sabe el Real Madrid, pero nunca logrará formar un verdadero equipo, ni mucho menos uno que gane títulos. Estos equipos, si quisieran emular a este Barcelona, tendrían que hacer una limpieza general, subir a unos cuantos jugadores de su cantera, así como a un técnico que haya sudado los colores de esa misma Institución, y con una inversión no tan cuantiosa, apostar a su talento propio, apostar a lo suyo pues. "Lo Nuestro es lo Mejor" decía un jingle criollo hace ya algunos años y creo que esa es la mejor receta que, en cualquier ámbito de la vida, se necesita para triunfar. Sino, que lo digan los habitantes de la ciudad levantada en homenaje de Amílcar Barca.

Y por último, una reflexión final. Todos esos "catalanes" y "culés" que pululan en mi adorada ciudad, deberían no solo admirar el evidente buen juego del Barcelona, sino que también deberíamos aprender algo tanto de su filosofía de querer lo suyo, hasta del comportamiento de sus fanáticos. Ciertamente, el Barcelona hoy por hoy es un grande. Pero esa grandeza tuvo un inicio, tuvo un origen en el cual el club no era sino uno más del montón. Sin embargo, siempre recibió el apoyo de sus aficionados, ganarán o perdieran, fueran equipo chico o grande, jugarán muy bien o jugarán muy mal, la gente siempre iba a verlos y a apoyarlos.

¿Y por que lo hacían? pues bueno, por una razón lógica: porque eran catalanes. Porque si ellos nacieron en Barcelona, como iban a hincharle a otro equipo que no fuera el de ellos? Una cosa es admirar el buen fútbol que otros equipos puedan realizar, pero otra muy distinta es hincharle a ese equipo. Los catalanes, entre muchos otros pueblos del mundo que tienen cultura futbolística, saben esto, y por esto mismo, aunque su equipo mañana caiga y se convierta en el peor de España, seguramente ellos seguirán acudiendo a su estadio a apoyar a su blaugrana del alma.

Estos son los ejemplos que nosotros, en nuestra humilde parcela futbolística deberíamos seguir. En vez de estar soñando que somos catalanes, madridistas, milanistas o cualquier otro equipo por allí, nos toca es apoyar a nuestro fútbol y a nuestros equipos con la misma pasión que hace ya más de 100 años los aficionados azulgranas apoyaban a ese equipo fundado por el suizo Hans Gasper. Sí, podemos admirar a los mejores del mundo, pero nunca en detrimento de nuestros equipos y de nuestro fútbol. Sí, yo admiro el fútbol del Barcelona, pero yo soy del Caracas coño!!!..y para mí, no hay equipo más grande, gane, empate o pierda, juegue bien o juegue mal. Ojalá muchos por allí pudieran hacer la misma diferenciación. Avanzaríamos mucho en ese camino de llegar algún día, a tener un fútbol de nivel.

Entonces, aprendamos un poco del FC Barcelona. Aprendamos que la excelencia es posible con el talento propio. Que no hace falta mirar siempre hacia afuera para buscar lo que tenemos dentro de la casa. Aprendamos, sencillamente, que casi siempre, con trabajo, con confianza y con sacrificio, lo nuestro es lo mejor.


"Blau-grana al vent, un crint valent, tenim un nom, el sap tothom, BARÇA, BARÇA, BAAAARÇA"





viernes, 9 de abril de 2010

DE NARANJAS, ANGELES Y MILAGROS

"DESDE LOS TIEMPOS MAS REMOTOS VUELAN LOS ANGELES GUARDIANES, SIEMPRE CELOSOS DE SUS VOTOS CONTRA ATROPELLOS Y DESMANES..." (Silvio Rodríguez, "Cita con Angeles")

Cuentan que velan a los gentiles seres con alas de otro mundo. Así dice la letra de una excelente canción de Silvio, refiriendose a esas criaturas aladas que según nuestro conocimiento vulgar, habitan entre el cielo y la tierra, bajando y subiendo, y que tienen como misión fundamental, proteger a cuanto bicho recorre ese largo e indescifrable camino que nosotros llamamos vida.

Siempre hemos relacionado a estos seres alados con todo lo bueno que nuestros sentidos puedan imaginar. Así, siempre pensamos que visten de blanco, porque son simbolos de pureza. Siempre son hermosos, porque son reflejo fiel de la belleza de Dios. Siempre son niños, porque en ellos cabe toda la inocencia del Universo. Son, en definitiva, paradigmas de lo perfecto, de lo deseado, de lo mas puro.

Claro que siempre vendrá un aguafiestas a recordar que angel también era lucifer (el mas hermoso de todos dice la leyenda) y todos los demonios que alguna vez intentaron darle un golpe de estado al Chivuo que está por allá arriba. A esto responderán los especialistas en materia angelical y tal vez refuten que aquellos no eran angeles, sino querubines, y que no, que no es lo mismo hablar de unos y de otros, y que los serafines son éstos, y los querubines aquellos, y bla bla bla...

En todo caso, lo importante acá, es esa imagen que tiene el ser humano de lo que es un ángel. Seres poderosos, guardianes protectores, soldados con poderes sobrehumanos siempre dispuestos a utilizarlos para defender a sus inocentes y no tan inocentes "clientes", así como preparandose para cuando llegue la batalla de todas las batallas, según creo que dice el Apocalipsis.

Pero yo hoy quiero hablar de otro tipo de angeles. Claro, sin querer desconocer la existencia de esas otras criaturas aladas, y arriesgandome a una demanda judicial por apropiación indebida de nombre e imagen del Cuerpo Celestial Angelical (aunque según dicen, en el Cielo no hay abogados, pero uno nunca sabe), es mi deseo hacer referencia hoy a otro tipo de seres, tan indefensos, tan vulnerables, tan llenos de defectos y debilidades, en fin, tan humanos como nosotros.

"No somos ángeles, no caímos del Cielo, la gente que busca amor verdadero"...si mal no recuerdo así decía una canción de la italiana Laura Pasini. Pero realmente yo no podría estar mas en desacuerdo. Si, es verdad que no caímos del Cielo, también es cierto que muchos no somos ni lo seremos, pero creo que sí tenemos muchos ángeles entre nosotros, cumpliendo, sí es posible, muchas de esas labores que nuestra limitada mente solo puede atribuirle a seres de otro mundo, perfectos, hermosos e inocentes. Nada que ver con los imperfectos, horrorosos y pecaminosos seres humanos.

Pero mira que la vida te da sorpresas. He tenido la bendición (porque definitivamente es un regalo) de conocer y compartir con algunos de estos seres nada bonitos, mucho menos perfectos, tan pecadores como el que escribe y cuya única alas que podrán tener son las de pollo que pedirán el algún restaurant, pudiendo comprobar que definitivamente, el ser o no ángel no se trata solamente de un estado celestial, sobrenatural o como quieran llamarlo. Esta gente me enseñó que cualquiera de nosotros puede convertirse en un guardián celestial, de carne y hueso, así sea por unas pocas horas, de muchas personas necesitadas de este mundo.

¿ Quienes son estos querubines, serafines o como quieran llamarlos, de carne y hueso? No les estoy hablando de nada extraordinario, o por lo menos no en apariencia. Se trata sencillamente de un grupo de panas que se reúnen una vez al mes, para llevarle un plato de comida a cuanto necesitado se encuentren en las calles. Eso es todo lo que hacen. No hay grandes salvaciones de personas. Tampoco hay milagros increíbles. Mucho menos hay una batalla campal contra el lado oscuro de la fuerza. Nada de eso. Y sin embargo, en ese simple y sencillo acto de dar, en mi opinión, se concentra, de alguna forma que no puedo entender ni mucho menos explicar, la fuerza de todo el Universo. Y esa fuerza universal produce milagros, tal cual como nosotros se lo atribuimos a los seres alados de otro mundo.

Y no les hablo paja. Yo mismo tuve la fortuna de comprobarlo, cuando no se por qué, fui invitado a unirme a esta gente. El milagro se produce de múltiples maneras. La primera es el cambio automático que se produce en tu perspectiva del mundo que te rodea. Cuantas veces no había pasado yo por esa calle, cuantas veces no había recorrido yo aquellas avenidas, sin darme cuenta nunca de lo que pasaba a mi alrededor. Pero allí estaban, esos muchachos que no pasarían de 17 años, durmiendo sobre unas cajas de cartón y realmente afectados por la maldita droga, que les roba la esperanza de un futuro. Allí estaban también aquellos señores, con sus ropas andrajosas y caminando con su bolsa de latas, bajando la mirada como si les diera verguenza que se le vea a los ojos. Mas allá estaba la señora viviendo en un carro quemado, y que tiene como coleccionada como 100 chapas de bebidas.

Y no es que ellos no entraban antes en la visión de mis ojos. Para nada. Uno por lo general los ve, pero nunca los miramos de verdad. Preferimos ignorarlos y pasarles de largo. Pero es justo cuando sales a la calle con la misión precisamente de buscarlos, de encontrarlos para darles un plato de comida, es justo en ese momento, cuando se produce el milagro. Ya no solo ves al mundo que te rodea, sino que lo miras de verdad. Y el milagro no se acaba allí, porque una vez que ya has mirado y no visto nada más, ya no podrás permanecer mas nunca indiferente a estas personas. Aquí tenemos otro milagro, y no atribuible precisamente al Cuerpo Celestial de Angeles.

Pero hay más. Con cada plato de comida que entregas, te vas mezclando en una interacción personal con estos necesitados totalmente inimaginable para tí 2 horas antes. Te vas interesando por ellos. Te sorprendes preguntadole sobre su vida, y más aún te sorprendes cuando te responden, cuando te hablan, cuando te dicen bienvenido dentro de un puente debajo de la autopista. Otro milagro más pues. ¿ cuando te imaginastes tú en semejante escena?

De este listado de hechos milagrosos, también se derivan increíbles anecdotas. Las hay de todo tipo: desde la mujer orgullosa que no acepta un plato de comida gratis porque ella no se lo ha ganado, hasta el hermano acabado por la droga, que vive debajo de un puente y que aún así, tiene la educación de preguntar si en el grupo que se metió en el túnel, había alguna señorita, porque él andaba en "paños menores" y no quería faltarle el respeto a nadie. Increíble. Este fue el mismo personaje que nos dijo que nosotros eramos unos "angeles" enviados por Dios, porque a ningún ser humano racional se le ocurriría meterse en esa cueva a llevarle comida a alguien como él.

También existen, al lado de los milagros y las anécdotas, los momentos en que a uno se le agua el guarapo. En mi caso particular, fueron dos: el primero, cuando le dimos de comer a una mujer con su pequeña niña que no pasaría de cinco años, y esa muñeca con su sonrisa de verdadero angel me dijo con su vocecita "Gracias señor"...ok debo confesar que tuve toda la intención de secuestrar a esa niña y llevarmela a mi casa.

Pero el momento que más dolió fue cuando interceptamos a uno de esos pequeños que hacen malabares en los semaforos con pelotas. Bueno, lo de pelotas es un decir, porque cuando nos acercamos al niño, pudimos darnos cuenta que sus torpes malabares los hace con conchas DE NARANJAS!!!..porque según sus propias palabras, no tiene para comprarse unas pelotas de tenis. Y más arrechera (por no decir tristeza) me dió cuando viendole su cara sucia medio tapada por su gorra, pude comprobar que casi es de la edad de uno de mis sobrinos. (No mas de 12 años). No me dió razón de sus padres ni si estaba estudiando. Pero creo que podemos sospechar con real certeza cual es la respuesta a esto.

Pero bueno, son gajes del oficio de acompañar a estos angeles terrestres en sus misiones de cuidar a los indefensos de la tierra. Como pueden observar entonces, no es solo el acto de darles un plato de comida lo que de verdad interesa acá. Lo realmente importante es el milagro que se produce en el interior de esas decenas de personas que sacrifican todo un día que debería ser de descanso y joda con los panas, para dedicarse a darle un consuelo de vida a tantas personas necesitadas que, gustenos o no, forman parte de nuestro mundo. Es ese milagro de cambiar los paradigmas, de mirar de manera real lo que nos rodea, de tocar y hablar con esa gente que hasta hace dos días eran unos "indigentes", y que ahora se han convertido, por obra de esa fuerza del Universo, en hermanos que no podemos ignorar.

Y es que si a ver vamos, ¿quien puede negar que todos esos jovenes, niños, ancianos y hombres y mujeres adultos que hoy vemos como necesitados, no estarán algún día en un estrado, testificando a nuestro favor, ante ese Tribunal de Justicia que algún día nos pedirá cuenta de todas las riquezas y dones que nos fueron concedidos?

Y me parece que eso es lo fundamental entender. Siempre nos quejamos de toda vaina, nos lamentamos por todo, pero somos incapaces de hacer lo más sencillo, lo mas fácil. Queremos arreglar el país y el mundo entero, queremos que no hayan mas injusticias y calamidades, pero somos incapaces de devolvernos en una acera y comprarle una canilla a una persona que está tirada en la calle y que seguramente está hambrienta. Paradojas de nuestra condición de ser humano.

Entonces, por supuesto que existen los ángeles . Pero insisto, no solo tienen tal mote los seres alados y vestidos de blanco que, según dicen, pululan entre el cielo y la tierra, haciendo milagros y protegiendo a todos los inocentes de este mundo. Antes bien, existe todo un ejército de hombres y mujeres, jovenes y no tan jovenes, anónimos, llenos de defectos, sin ningún tipo de publicidad y sin esperar nada a cambio, que se fajan a darle una pequeña ayudita a esos hermosos querubines y serafines de belleza sin igual.

Por mi parte, he descubierto que al lado de todos los defectos que pueda tener, de todas las inseguridades y errores que uno comete y seguirá cometiendo en esta vida, me reconforta saber que siempre habrá vacantes para ejercer el puesto de ángel, así sea por dos horas una vez al mes. Por lo tanto, espero tener siempre la fortuna de seguir topandome con esa gente tan rara que sacrifica un día de descanso para ir a buscar gente necesitada en la calle y regalarles un plato de comida.

Porque los angeles existen, y hasta con naranjas hacen malabares...

"POBRE LOS ANGELES URGENTES, QUE NUNCA LLEGAN A SALVARNOS, SERÁN QUE SON INCOMPETENTES, O ES QUE NO HAY FORMA DE AYUDARNOS??, PARA EVITARLES MAS DOLORES Y CUENTAS DEL PSICOANALISTA, SEAMOS UN TILIN MEJORES Y MUCHO MENOS EGOISTAS..."

lunes, 5 de abril de 2010

BAILE CON FANTASMAS

Hay que empezar por aclarar que no estoy metido a ninguna logia de mediums, santeros ni nada semejantes. No vayan a pensar que ahora me dió por comunicarme con personas del"mas allá". Ya me cuesta como que mucho comunicarme adecuadamente con las personas del "más acá" para tratar de enredarme el papagayo tratando de entender las señales y el idioma de esas almas atrapadas entre el cielo y la tierra.

Tampoco es que me dió por aprender a mover mas coordinadamente mis pasos al ritmo de una buena melodía, aunque tal como deben saber algunas por allí, mal no me vendrían unas pequeñas clasecitas. Y mucho menos es que me dió por bailar con una sabana blanca encima con dos orificios a la altura de los ojos. Es que en realidad, no me gusta bailar, tremendo pecado dirán las mujeres. Sip. Lo sé.

Entonces, aclarado todo esto, ¿Por qué BAILE CON FANTASMAS? bueno, para empezar, he tomado el pequeño símil que relaciona "baile" para identificar cualquier tipo de confrontación o pelea con alguien. Así, cuando en términos futbolísticos, se dice que a un equipo "le tocó bailar con la mas fea", se está refiriendo a que ese equipo seguramente jugará el partido con el más difícil del grupo. Piensese en la pobre Corea del Norte, la cual tendrá que debutar en el Mundial de Surafrica nada menos que ante Brasil. No hay duda, a los pobres coreanos les tocó "bailar" con la mas fea.

Ajá. Y entonces, ¿es que me dió por caerme a piña con cualquier fantasma por allí?? pues no. También aquí la palabra "fantasma" viene a encarnar otro símil. En esta ocasión, fantasma no vendrá a ser esa alma perdida en su camino al cielo, que se le aparece a ciertas personas para asustarlos, animarlos, jalarles los pies o todas inclusive. Fantasma vendrá a significar otra cosa, otra esencia, otro fume pues.

"Baile con Fantasmas" viene entonces a significar otra cosa, otra situación. Pero no se equivoquen,en esa situación sí hay música; también hay movimiento. Mucho sudor y transpiración. Fantasmas de todo tipo vienen y se van. Unos victoriosos, otros derrotados. Hay jadeo por montones y hasta una que otra palabra de estímulo. Antes de que comiencen a pensar lo que no es, aclaro de una vez a lo que me refiero: al milenario, sencillo y placentero arte de correr.

Correr!!!....si, correr. Tan antiguo como el mismo ser humano. Hace miles de años era la única forma del hombre de conseguir su sustento diario. Hoy en día es uno de los ejercicios mas recomendados. Sus beneficios se cuentan por montones: fortalecimiento del corazón y pulmones. Eliminación de toxinas. Mejoramiento de la respiración y resistencia. Reducción de grasas y calorías. Y estos son solo los efectos secundarios. Informes científicos han revelado que el verdadero beneficiario de este ejercicio es el cerebro. La oxigenación verificada en este importante órgano por razón del correr trae como consecuencia un mejoramiento de su función, dandole a las personas mas agilidad mental. Buen dato para todos aquellos aspirantes a Sheldon. (Bazzinga!!!).

Sin embargo, como espero que ya estén sospechando, por este lado no vienen los tiros. Si,es verdad que uno se mete en este peo es por las razones antes mencionadas. Que si para ejercitar el corazón y pulmones. Que si para correr en un 10 K. Que si para ver a las niñitas en pantalones cortos. Son muchas las razones que uno puede tener para iniciarse en esta danza con fantasmas. Pero les aseguro que esa no son las razones que te mantienen comiendo kilometros y kilometros después de 3 años. O por lo menos no en mi caso.

Para este simple mortal, colocarse sus NIKE (valga la publicidad) y salir a correr como verdadero adicto cada vez que tiene la oportunidad, tiene una connotación que va mucho mas allá de hacer un buen tiempo, correr mas rapido que la vez anterior, o simplemente disfrutar del paisaje. Realmente, a lo que soy adicto, lo que espero impaciente cada vez más, es a ese baile con fantasmas, a esa pelea que cazo cada vez que suelto el cronometro con todos los fantasmas que me rodean, sean de la navidad pasada, presente o futura, tal cuento de Scrooge.

Y es que, aparte de mejorar el tiempo, aumentar la distancia o admirar niñas y no tan niñas con sus prendas mínimas de ejercicios, el correr, el dar resoplidos constantes y fuertes, tiene una facilidad de drenar tensiones, de ampliar el panorama, de entender mejor el problema que nos atormenta, que un ejercito completo de terapeutas. Eso es lo que yo llamo, sencillamente, "Baile con Fantasmas".

Fantasmas tenemos todos. Están los fantasmas que nos atormentan diariamente: trabajo, inseguridad, caos, alto costo de la vida, política, calima. Estos siempre están allí, queriendo bailar con nosotros todo el tiempo. Pues bien, esos son los primeros invitados al baile. Cuando me calzo mis zapatos para correr, ellos también están calzandose. Y arrancan de una conmigo. Allí vamos, recorriendo los primeros kilómetros, cabeza a cabeza, mis fantasmas diarios y yo.

Después de un buen número de minutos, ya estos fantasmas dejan el baile. Luego de un arranque lento, ya ellos no pueden seguirme el ritmo de trote, cada vez mas constante y rápido. Y es que esa es la naturaleza de estos fantasmas diarios: te asustan al comienzo, pero una vez que los sabes llevar, se disipan en un dos por tres.

Sin embargo, el baile no ha terminado. Ahora vienen otros tipos de fantasmas. Estos tardan un poco mas en llegar y no son tan consecuentes como los fantasmas diarios. Pero están allí y cuando llegan tienden a ser mucho mas pesados. No me fastidian diariamente, pero cuando llegan se hacen sentir. No son necesariamente negativos, solo están allí, rodeandote en tu camino. Son los fantasmas de las dudas, de los sueños no cumplidos, de los sentimientos encontrados, de la salud, sea propia o de los seres queridos, de las expectativas, de la incertidumbre ante el mañana.

En este punto del baile, se necesita apretar un poco más. La respiración ya no se hace tan cómoda, las piernas empiezan a pesar un poco más y ya el paisaje no luce tan acogedor como 15 minutos antes. Pero aún así, persevero, respiro fuerte, muevo mis piernas al ritmo de la música que sale de mi Ipod, y encuentro, de nuevo, la forma de acabar con esos fantasmas y para cuando ya me doy cuenta, de nuevo estoy bailando solo en la pista.

Desesperados ya, el escuadrón de fantasmas lanza su ataque desesperado. Se conjugan en un solo equipo los fantasmas del pasado, presente y futuro, en una especie de "Dream Team", mezclando sentimientos a mi alrededor: tristezas, lejanías, problemas no resueltos, destinos no alcanzados, personas extrañadas, palabras no dichas, sentimientos no expresados, sueños no alcanzados. Esta es la parte mas dura del baile. Aquí debes correr con cada uno de estos fantasmas y dejarlos sin aliento, dejarlos bien atrás de tí. Que no les sea posible alcanzarte, por lo menos por este baile. No siempre el resultado final es la victoria para mí, pero afortunadamente puedo decir que salgo airoso en la mayoría. Y es que para eso se corre, para dejarlos a todos sin aliento.

Superada esta última fase del baile, acuden a tí ya los buenos fantasmas. Sí, también existen los buenos. Son los fantasmas de la buena vibra, del buen tino. Los que te dicen y te señalan a cuantos malos fantasmas has logrado dejar atrás, y los que te animan a seguir en este baile. De hecho, la ciencia se ha topado con estos fantasmas, y los ha denominado "endorfinas". Pero para mí ese es un nombre artificial. Yo sé bien que esos son mis fantasmas buenos, los que terminan bailando junto a mí al final de cada carrera, celebrando, tal cual niños, una nueva derrota de los malos fantasmas. Los que celebran la vida, la esperanza, el futuro. Los que entienden que cada error del pasado es solo un aprendizaje que solo sirve para ser mejores bailadores.

Y es en este momento, cuando pareciera que pudieras correr toda una eternidad. Cuando tus piernas no sienten cansancio, ni el camino se te hace pesado. Cuando piensas que podrías correr el planeta entero y no cansarte ni un ápice. Cuando realmente piensas, que no hay fantasma en el mundo que pueda contigo.

Luego llega el necesario fin de este baile. Ya las piernas te recuerdan que no eres invencible, ya los pulmones han resoplado lo suficiente para indicarte que todavía puedes seguir contando con ellos y ya el corazón ha latido lo suficientemente duro para demostrarte que aun sigues vivo.

Entonces claro, llegado a ese punto final, el baile se transforma en carrera. La pista se convierte en parque. Los otros bailadores se convierten en colegas corredores y la lucha a muerte con los fantasmas es un simple ejercicio realizado por el hombre desde epocas milenarias, donde era su única fuente de sustento, hasta convertirse en el ejercicio mas recomendado del mundo, con múltiples efectos positivos para el corazón, pulmones, cerebro, buen humor y pérdida de peso.

Pero ya ven. No es solo un ejercicio. No es solo una carrera. No es solo una rutina. Ese es mi Baile con Fantasmas. Esa es mi adicción y mi lucha personal, es mi baile eterno y mi pelea a muerte con mis miedos y con mis esperanzas. Con mi pasado y con mi futuro. Con mis victorias y mi derrotas. Es en definitiva, un baile conmigo mismo.