lunes, 5 de abril de 2010

BAILE CON FANTASMAS

Hay que empezar por aclarar que no estoy metido a ninguna logia de mediums, santeros ni nada semejantes. No vayan a pensar que ahora me dió por comunicarme con personas del"mas allá". Ya me cuesta como que mucho comunicarme adecuadamente con las personas del "más acá" para tratar de enredarme el papagayo tratando de entender las señales y el idioma de esas almas atrapadas entre el cielo y la tierra.

Tampoco es que me dió por aprender a mover mas coordinadamente mis pasos al ritmo de una buena melodía, aunque tal como deben saber algunas por allí, mal no me vendrían unas pequeñas clasecitas. Y mucho menos es que me dió por bailar con una sabana blanca encima con dos orificios a la altura de los ojos. Es que en realidad, no me gusta bailar, tremendo pecado dirán las mujeres. Sip. Lo sé.

Entonces, aclarado todo esto, ¿Por qué BAILE CON FANTASMAS? bueno, para empezar, he tomado el pequeño símil que relaciona "baile" para identificar cualquier tipo de confrontación o pelea con alguien. Así, cuando en términos futbolísticos, se dice que a un equipo "le tocó bailar con la mas fea", se está refiriendo a que ese equipo seguramente jugará el partido con el más difícil del grupo. Piensese en la pobre Corea del Norte, la cual tendrá que debutar en el Mundial de Surafrica nada menos que ante Brasil. No hay duda, a los pobres coreanos les tocó "bailar" con la mas fea.

Ajá. Y entonces, ¿es que me dió por caerme a piña con cualquier fantasma por allí?? pues no. También aquí la palabra "fantasma" viene a encarnar otro símil. En esta ocasión, fantasma no vendrá a ser esa alma perdida en su camino al cielo, que se le aparece a ciertas personas para asustarlos, animarlos, jalarles los pies o todas inclusive. Fantasma vendrá a significar otra cosa, otra esencia, otro fume pues.

"Baile con Fantasmas" viene entonces a significar otra cosa, otra situación. Pero no se equivoquen,en esa situación sí hay música; también hay movimiento. Mucho sudor y transpiración. Fantasmas de todo tipo vienen y se van. Unos victoriosos, otros derrotados. Hay jadeo por montones y hasta una que otra palabra de estímulo. Antes de que comiencen a pensar lo que no es, aclaro de una vez a lo que me refiero: al milenario, sencillo y placentero arte de correr.

Correr!!!....si, correr. Tan antiguo como el mismo ser humano. Hace miles de años era la única forma del hombre de conseguir su sustento diario. Hoy en día es uno de los ejercicios mas recomendados. Sus beneficios se cuentan por montones: fortalecimiento del corazón y pulmones. Eliminación de toxinas. Mejoramiento de la respiración y resistencia. Reducción de grasas y calorías. Y estos son solo los efectos secundarios. Informes científicos han revelado que el verdadero beneficiario de este ejercicio es el cerebro. La oxigenación verificada en este importante órgano por razón del correr trae como consecuencia un mejoramiento de su función, dandole a las personas mas agilidad mental. Buen dato para todos aquellos aspirantes a Sheldon. (Bazzinga!!!).

Sin embargo, como espero que ya estén sospechando, por este lado no vienen los tiros. Si,es verdad que uno se mete en este peo es por las razones antes mencionadas. Que si para ejercitar el corazón y pulmones. Que si para correr en un 10 K. Que si para ver a las niñitas en pantalones cortos. Son muchas las razones que uno puede tener para iniciarse en esta danza con fantasmas. Pero les aseguro que esa no son las razones que te mantienen comiendo kilometros y kilometros después de 3 años. O por lo menos no en mi caso.

Para este simple mortal, colocarse sus NIKE (valga la publicidad) y salir a correr como verdadero adicto cada vez que tiene la oportunidad, tiene una connotación que va mucho mas allá de hacer un buen tiempo, correr mas rapido que la vez anterior, o simplemente disfrutar del paisaje. Realmente, a lo que soy adicto, lo que espero impaciente cada vez más, es a ese baile con fantasmas, a esa pelea que cazo cada vez que suelto el cronometro con todos los fantasmas que me rodean, sean de la navidad pasada, presente o futura, tal cuento de Scrooge.

Y es que, aparte de mejorar el tiempo, aumentar la distancia o admirar niñas y no tan niñas con sus prendas mínimas de ejercicios, el correr, el dar resoplidos constantes y fuertes, tiene una facilidad de drenar tensiones, de ampliar el panorama, de entender mejor el problema que nos atormenta, que un ejercito completo de terapeutas. Eso es lo que yo llamo, sencillamente, "Baile con Fantasmas".

Fantasmas tenemos todos. Están los fantasmas que nos atormentan diariamente: trabajo, inseguridad, caos, alto costo de la vida, política, calima. Estos siempre están allí, queriendo bailar con nosotros todo el tiempo. Pues bien, esos son los primeros invitados al baile. Cuando me calzo mis zapatos para correr, ellos también están calzandose. Y arrancan de una conmigo. Allí vamos, recorriendo los primeros kilómetros, cabeza a cabeza, mis fantasmas diarios y yo.

Después de un buen número de minutos, ya estos fantasmas dejan el baile. Luego de un arranque lento, ya ellos no pueden seguirme el ritmo de trote, cada vez mas constante y rápido. Y es que esa es la naturaleza de estos fantasmas diarios: te asustan al comienzo, pero una vez que los sabes llevar, se disipan en un dos por tres.

Sin embargo, el baile no ha terminado. Ahora vienen otros tipos de fantasmas. Estos tardan un poco mas en llegar y no son tan consecuentes como los fantasmas diarios. Pero están allí y cuando llegan tienden a ser mucho mas pesados. No me fastidian diariamente, pero cuando llegan se hacen sentir. No son necesariamente negativos, solo están allí, rodeandote en tu camino. Son los fantasmas de las dudas, de los sueños no cumplidos, de los sentimientos encontrados, de la salud, sea propia o de los seres queridos, de las expectativas, de la incertidumbre ante el mañana.

En este punto del baile, se necesita apretar un poco más. La respiración ya no se hace tan cómoda, las piernas empiezan a pesar un poco más y ya el paisaje no luce tan acogedor como 15 minutos antes. Pero aún así, persevero, respiro fuerte, muevo mis piernas al ritmo de la música que sale de mi Ipod, y encuentro, de nuevo, la forma de acabar con esos fantasmas y para cuando ya me doy cuenta, de nuevo estoy bailando solo en la pista.

Desesperados ya, el escuadrón de fantasmas lanza su ataque desesperado. Se conjugan en un solo equipo los fantasmas del pasado, presente y futuro, en una especie de "Dream Team", mezclando sentimientos a mi alrededor: tristezas, lejanías, problemas no resueltos, destinos no alcanzados, personas extrañadas, palabras no dichas, sentimientos no expresados, sueños no alcanzados. Esta es la parte mas dura del baile. Aquí debes correr con cada uno de estos fantasmas y dejarlos sin aliento, dejarlos bien atrás de tí. Que no les sea posible alcanzarte, por lo menos por este baile. No siempre el resultado final es la victoria para mí, pero afortunadamente puedo decir que salgo airoso en la mayoría. Y es que para eso se corre, para dejarlos a todos sin aliento.

Superada esta última fase del baile, acuden a tí ya los buenos fantasmas. Sí, también existen los buenos. Son los fantasmas de la buena vibra, del buen tino. Los que te dicen y te señalan a cuantos malos fantasmas has logrado dejar atrás, y los que te animan a seguir en este baile. De hecho, la ciencia se ha topado con estos fantasmas, y los ha denominado "endorfinas". Pero para mí ese es un nombre artificial. Yo sé bien que esos son mis fantasmas buenos, los que terminan bailando junto a mí al final de cada carrera, celebrando, tal cual niños, una nueva derrota de los malos fantasmas. Los que celebran la vida, la esperanza, el futuro. Los que entienden que cada error del pasado es solo un aprendizaje que solo sirve para ser mejores bailadores.

Y es en este momento, cuando pareciera que pudieras correr toda una eternidad. Cuando tus piernas no sienten cansancio, ni el camino se te hace pesado. Cuando piensas que podrías correr el planeta entero y no cansarte ni un ápice. Cuando realmente piensas, que no hay fantasma en el mundo que pueda contigo.

Luego llega el necesario fin de este baile. Ya las piernas te recuerdan que no eres invencible, ya los pulmones han resoplado lo suficiente para indicarte que todavía puedes seguir contando con ellos y ya el corazón ha latido lo suficientemente duro para demostrarte que aun sigues vivo.

Entonces claro, llegado a ese punto final, el baile se transforma en carrera. La pista se convierte en parque. Los otros bailadores se convierten en colegas corredores y la lucha a muerte con los fantasmas es un simple ejercicio realizado por el hombre desde epocas milenarias, donde era su única fuente de sustento, hasta convertirse en el ejercicio mas recomendado del mundo, con múltiples efectos positivos para el corazón, pulmones, cerebro, buen humor y pérdida de peso.

Pero ya ven. No es solo un ejercicio. No es solo una carrera. No es solo una rutina. Ese es mi Baile con Fantasmas. Esa es mi adicción y mi lucha personal, es mi baile eterno y mi pelea a muerte con mis miedos y con mis esperanzas. Con mi pasado y con mi futuro. Con mis victorias y mi derrotas. Es en definitiva, un baile conmigo mismo.

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