A ver Mariana, muchas cosas han pasado de un tiempo para acá desde la última vez que te escribí. Demás está decirte que has crecido un poco más, que ya te salieron par de dientes tanto arriba como abajo de tu hermosa boquita. Que ya dices clarito "tío" y sabes la diferencia entre una moto y una bicicleta.
Otras cosas han pasado a tu alrededor. Debo decirte que ya por un período de tiempo se acabaron los viernes en casa de la abuela para comer "pita", como tú llamas a las sabrosas arepas que con tanto cariño Doña Rosa te prepara. También notarás que no verás tan seguido al "primo" ni que ya entrarás con tanta frecuencia al cuarto de tu tío para tumbarle al piso todos los libros de su repisa, mientras dibujas en tu rostro la más hermosa de las sonrisas.
Pero no, mi querida niña, no te asustes ni me abras tus despiertos ojitos de esa forma que lo haces. No te hemos cambiado por nadie, ni tampoco nos vamos a ningun planeta amarillo mas allá del arcoiris. Nada de eso.
Pero tú si partes mi querida niña. Cosas de la vida, tu papá, que siempre velará por tí y hará todo lo posible (y también lo imposible) por el bienestar de tu mami y el tuyo, tiene que irse a trabajar a otro lugar, un poco más lejos que los 10 o 15 minutos que usualmente nos separaban en carro. Por eso Mariana, es que ya no verás tan seguido como antes a "buelo", ni pelearás tan seguido con tu primito Daniel por los juguetes.
Pero no te preocupes mi niña. Vas a un buen lugar, donde seguro conocerás muchos amigos y gente que te cuidarán y te harán reir como lo hacen tus primos y tus tíos. Verás Mariana, ve aprendiendo desde ahora, que en la vida siempre se debe buscar sumar, y nunca restar. En tu caso, tú no restas familiares, seguramente sumarás más personas que te quieran y te consientan como lo hacemos aquí en casa. Eso sí, lamento decirte que en cuanto a las "pitas" allí no habrá nada que sumar, las mejores solo las podrás comer en casa de tu abuela. No todo puede ser perfecto en la vida.
De todas formas, y como de manera inevitable pasará algún tiempo sin vernos, debo recordarte algunas cosas que ya te dije con anterioridad, que aunque sé que siempre las tendrás presentes, siempre se hace bueno recordarlas, sobre todo ahora, que vas a un lugar donde es posible que se te puedan pasar por alto algunas.
Recuerda siempre a tu tierra Mariana, y nunca olvides de donde vienes. Aunque te sientas tentada por momentos, no dejes de aprender tu lengua materna y hablala con tus padres en tu casa. Es la lengua de tus abuelos, de tus tíos y de tus primos, y una de las cosas que siempre te mantendrá unida con tu familia y con tus raíces.
Ya sabes que debes ser una buena estudiante. Aprende del mundo y de sus leyendas. Aprecia y respeta siempre las costumbres de los demás, aunque no las entiendas. Ama el sitio donde vives y hazte parte de él, y nunca desprecies o hables mal del lugar que tú llamas hogar. Defiendelo con puños y dientes y no permitas que nadie lo humille o lo menosprecie.
Conserva los valores de tu familia. Cree en Dios, porque él es el Amor y de esa fuente es que tú provienes. Cuestiona el mundo todo lo que quieras, pero jamás caigas en el lugar común de pensar que todo este peo se originó por un simple Bing Bang. Cree en la trascendencia del ser humano y vive en función de ello mi querida sobrina. Alejate de los interesados y de los hipócritas. Acercate a las personas simples y sinceras. Viaja todo lo que puedas, sola o acompañada. Observa el atardecer en la playa y escucha bien el sonido de las olas a esa hora. Te llevará a sitios inimaginados.
Perdona. Siempre perdona. No humilles ni ofendas al que menos tiene. Llora cuando tengas ganas y hazlo con todas tus fuerzas. Escoge tus batallas. No pierdas el tiempo odiando a alguien. Aprecia las diferencias y busca comodidad en la diversidad, sea religiosa, política, económica o racial. Enamorate, despechate y vuelve a enamorarte. Busca a quien de verdad te aprecie y te respete, y recuerda que todos merecen una oportunidad. No permitas nunca que la soledad se acostumbre a tí, disfrutala un tiempo, pero no te cases con ella. Escucha toda la música que puedas y aprende a caminar con ritmo. Mira a los ojos a las personas y descubre su verdadero valor en una mirada sincera.
Haz amigos, muchos amigos. Buscalos de todas las formas y gustos posibles. Aprende de ellos, aprende con ellos. No permitas que se te vayan, no los pierdas nunca. Da limosnas, nunca te des el lujo de vivir en una búrbuja. Vuela todo lo que quieras, pero siempre vuelve a pisar tierra. Ten compasión de la gente que carece de todo. No conviertas tu hermoso corazón en una piedra. No malgastes ni derroches nada. Cuida el ambiente. Aprende a respirar y a contar hasta 100.
Recuerda siempre a tu familia. Llama a tus abuelos siempre. Enamorate de tu país de nacimiento y trata de entender su mentalidad. Nunca reniegues de tus orígenes y no permitas que nadie te obligue a hacerlo. Sé buena mi Mariana, muy buena. Tienes de donde aprender porque tu madre es de las mujeres más hermosas que puedas conocer en tu vida, aunque seguramente esto ya lo sabes.
Y finalmente mi niña, acuerdate de mí siempre. De ese tío loco que lo único que hace es escribirte cartas cuando ni siquiera se te pasa por la mente aprender a leer todavía. De ese tío medio senil que se la pasa diciendo que ya te conocía incluso antes de que fueras concebida. Guarda un pedacito de tu corazón para mí, el más pequeño no importa, y sonríeme, sonríeme siempre como lo hiciste hoy cuando nos despedimos por un tiempito nada más, y haz que las lágrimas que hoy se me escapan por tu partida, se conviertan mañana en lágrimas de satisfacción y orgullo por la clase de mujer en la que seguro te convertirás.
DIOS TE BENDIGA MARIANA ISABEL, UNA Y MIL VECES....
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