37 es un número como que grande, sobre todo cuando ese número es indicativo de la edad a que se llega. Basta pensar que solo faltan 3 años más y ya se está en el llamado "cuarto piso". En fin, que no nos estamos poniendo más jóvenes, tal como nos lo recuerda de manera reiterada el cuerpo cada vez que salimos de una "caimana" de fútbol, sino todo lo contrario.
Y a esa edad hemos llegado en el día de hoy. Así que creo pertinente dedicarnos unas cuantas palabras en este aniversario, cosa que puede parecer algo narcisista al resto del mundo pero que coño, alguien debe hacerlo, y quien mejor para hacerlo que quien te escribe. ¿Es que alguien te conoce mejor? Bueno, tal vez apartando a Doña Rosa, creo que conocemos la respuesta a esa pregunta.
¿Que podemos decir de tí? Podemos comenzar por lo evidente: eres un tipo de lo más normal y corriente. Excesivamente corriente para mi gusto, pero bueno, nada se puede hacer con esto. Te gustan las cosas muy simples, desde la comida hasta la gente. Nunca estás tan cómodo cómo cuando te calzas unos deportivos y sales a trotar al lugar más corriente de la ciudad para hacerlo,como seguramente lo estás haciendo en este momento. Mientras otros llevan sofisticados aparatos de música y complicados relojes que miden hasta los gases que puedes emitir en plena carrera, tú te las arreglas con el cálculo de tu mente y con el aparatico ese del MP3 que compraste en la pequeña tienda cerca de la oficina. Total, "la música se escucha igual", es tu respuesta cuando te pregunto si no te da pena sacar ese instrumento tan poco acorde con la tecnología de hoy. Y mejor no hablemos de tu teléfono celular. Admito que desde que fuiste víctima del hampa de esta ciudad ya no te provocó tener uno de esos "smartphones" que ahora hasta las criaturas del kinder tienen, pero sé que el fondo también gozas una bola con la cara de desconcierto y sorpresa que la gente te pone cuando sacas tu flamante Samsung "tapa amarilla", con sistema prepago además. Sabemos que encuentras un placer especial en eso de desconcertar a las personas e ir de vez en cuando contra el status quo, pero ya veremos cuanto te dura el "aislamiento tecnológico".
También te gusta sobremanera la lectura. En el fondo eres un escritor frustrado. Te comías los libros de la biblioteca de tu casa y los leías y releías. A tus 9 años eras capaz de nombrar todas las capitales del mundo de memoria (facultad que has perdido con los años), conocías de cabo a rabo la II Guerra Mundial y a los 12 ya habías leído El Padrino y Doña Bárbara. Eras una ladilla con la bendita lectura. De hecho todavía lo eres. Siempre me has explicado que encuentras mucha paz en cualquier lectura y que ojalá algún día pudieras escribir por lo menos alguna cosa que pueda merecer ser llamado "libro", aunque todavía no tengas la más mínima idea de sobre qué quieres escribir. Mientras tanto, sigues buscando un poco de paz en cuanto libro te cae en las manos.
Con lo que nunca congeniaste fue con los números. Nunca se llevaron bien, a pesar de que siempre te dije que te haría falta de adulto. No hubo manera y no es de extrañar que el año que repetiste en Bachillerato haya sido por culpa de raspar matemáticas, EN ARRASTRE!!!...En fin, que no todos están para hacer polinomios, pero tú te pasaste. Así como no tiene perdón de Dios el pasar de ser uno de los mejores estudiantes del salón a ser de los peores azotes del colegio. Y es que llegó el punto de que ni siquiera te querían en los retiros espirituales del pontificio, católico y apostólico Colegio San Agustín (de El Marqués, como te gusta aclarar siempre). Te dije que esa "pandillita" de tercer año no podía traer nada bueno. Ah, pero tú te volviste loco con las niñas, las fiestas, los graffitis en la pared, el rock y los marlboros rojos. "Época de necesaria rebeldía" me insististe una y otra vez. En fin, menos mal que "la rebeldía" no pasó de allí.
Eres algo competitivo,como no, y a veces mal perdedor. Eso es algo que tienes que admitir. El espíritu competitivo evidentemente te viene de familia, llena de deportistas, aunque te hayas empeñado en afirmar durante mucho tiempo que el beisbol no es deporte, y mucho menos el softball. Creciste viendo juegos de pelota de tu viejo y de tu hermano mayor. Pero cuando te llegó el momento a tí de blandir el guante, tradición ineludible y casi sacro santa de la familia, inmediatamente te diste cuenta que eso no era lo tuyo. Eso lo sabíamos: eras tan malo para el beisbol como lo eres para el baile. No duraste ni 20 minutos en el campo de prácticas del colegio. Es más, si me apuras, creo que ni siquiera entraste. Donde si no dudaste ni un segundo, fue al momento de chutar un balón de fútbol. Allí si estabas en lo tuyo. Como siempre tú, llevando la contraria, así fuera de manera involuntaria. Dos generaciones completas llenas de beisbolistas, que incluyeron un fundador de la Liga Criollitos, un estadio con el nombre de tu abuelo y hasta un seleccionado nacional, fueron tiradas por la borda cuando decidiste calzarte los pantalones cortos de ese deporte tan ajeno a la tradición familiar y que en esa época, solo jugaban los hijos de inmigrantes.
Y como disfrutabas del fútbol. Bueno, todavía lo haces, pero nada se compara a aquellos días cuando preparabas tu uniforme azul el viernes por la noche para esperar ansioso que llegara el día sábado. Te parabas más temprano que nadie, y ya andabas disfrazado con el uniforme para cuando tu viejo se levantaba. Y dicha costumbre no se te quitó ni siquiera en la adolescencia. Confieso que me gustaba ver tu cara de entonces. Si de verdad existe un Cielo, y si es que llegas claro, seguramente tu cara de todos los días se asemejará bastante a la que ponías cada sábado de juego. Muy parecida por cierto a la que pones cualquier tarde de domingo cuando vas a ver al Caracas FC, y definitivamente la misma que se dibuja en tu rostro cuando cae el sol en Playa Medina.
Con la cara que nunca pudiste fue con la de sincera arrechera cuando algo no te parece. Grave defecto que me consta, has tratado de paliar. Pero tienes que reconocer que cuando crees que tienes la razón, ni que el mismo Papa venga a decirte que eso no es así. En el fondo sufres de algo de intolerancia, aunque no sea extrema por supuesto. Eso es algo que has venido paliando con los años, y que evidentemente debes seguir mejorando. Recuerda que no existe la verdad absoluta para nada, salvo cuando afirmas que difícilmente conozcas a alguien con más miopía que tú y tus 9,00 puntos de corrección, herencia perdurable de los genes de tu querido viejo.
Lo que si es absoluto en tí es el amor a tu familia y a tus amigos. Me consta, aunque no seas de lo que demuestran mucho las vainas. Cosa curiosa, pero parece que el amor por la familia, si es que cabe el término, con el tiempo va creciendo más, por lo menos en tu caso. Aunque ya no vivan todos juntos en la misma casa de locos donde crecieron, y aunque cada vez son más frecuentes los espacios de tiempo sin verse, el sentimiento que siempre ha existido continúa en una curiosa línea ascendente. En fin, nadie los eligió, pero tú eres de los que puede dar gracias por la familia que te tocó. Ni hablar de los sobrinos. Ellos son la clase VIP en el corazón, todos y cada uno de ellos.
Lo que si elegiste siempre fueron los amigos. Nunca fuiste de esos que tenían 40 amigos divididos en 20 grupos. Para nada. Asocial te podrían decir algunos. Muy selectivo agregaría yo, como lo eres con todo en la vida. En tí aplica perfectamente eso de "y todavía me sobran dedos" cuando de llevar la contabilidad de verdaderos amigos se refiere. Ellos saben quienes son y no hay necesidad de mencionarlos acá. Baste decir que serán los primeros en llegar en cualquier circunstancia y que siempre puedes contar con ellos. Tú sabes eso, porque seguramente es lo mismo que piensan ellos de tí, aunque no lo mencionen nunca claro. Eres leal al extremo con quienes consideras tus amigos, y los defiendes con esa misma intensidad que muchas veces ellos mismos te señalan como defecto en tu persona. Paradoja irreconciliable de tu personalidad; tú puedes decirles en su cara lo que quieras pero no aceptas que nadie hable mal de ellos. En fin, solo es la extensión hacia tus seres queridos de tu postura de "cuchillo entre los dientes" con que defiendes tus convicciones. Esperemos que en el fondo ellos entiendan eso, así como entiendan que no es que eres tan amargado como muchos dicen, solo deberían comprender que no te ríes con todo el mundo.
Amante de la cerveza, como no. Nada como beber con los amigos y hablar todas las pendejadas habidas y por haber. Desprecias al extremo a la gente clasista y racista, y a cada "chiste" o comentario con esas connotaciones respondes mentalmente de una manera nada tolerante. Extrañas a rabiar las tardes de Mazinger Z así como extrañas a tu "morocha" Rosnel y sus largas conversaciones hasta altas horas de la madrugada, resolviendo el misterio de la vida. No te da la gana de manejar y por lo tanto de tener un vehículo en la caótica Caracas, con todo el estigma social que dicha decisión puede acarrear. Por suerte para tí, tampoco es que nades en un mar de dinero para aspirar a comprarte uno. Siempre tendrás la excusa: "es que justo ahora no tengo dinero suficiente para comprarmelo y Fundapapá cerró el negocio hace años". Eres ajeno a los lujos y tratas inconscientemente de evitarlos. Prefieres un lugar sencillo con buena compañía al mejor sitio nocturno de Caracas. Tampoco eres de los que se forran de marcas prestigiosas de arriba a abajo, como si el ser persona dependiera de lo que llevas puesto. Aunque debes reconocer que tienes cierta debilidad por la marca del caimancito y por la ropa deportiva, atenuada últimamente en gran medida por la posibilidad cierta de que las prendas utilizadas para tu bienestar físico puedan haber sido confeccionadas por niños de la edad de tus sobrinos en algún lugar perdido de Asia. Diatriba de conciencia que tarde o temprano deberás resolver, así como también tu intención de correr algún día un maratón.
Tampoco te da la gana de ser un partidario del matrimonio, que no de la fidelidad y de la monogamia claro. Criticas sobremanera el formalismo muchas veces llevado al extremo de la pompa de un acto que debiera ser lo más íntimo posible. Pero claro, nunca te has llevado bien con las formas y el protocolo. Me conozco al dedillo tu frase "Si es verdadero amor, tendrán la bendición de Dios, así se arrejunten en un conuco. Si no es amor, ni que se casen en la Catedral de San Pedro". Siempre aplicando al extremo tu "lógica agustina" de que la fuente de la verdad debe buscarse en el espíritu del hombre. En fin, seguramente terminarás arrejuntado con alguien que consigas a los 40 años o casándote en cualquier islita del Caribe en una austera recepción para dos. Porque lo que sí reconoce incluso un constante amigo de la soledad como tú, es que eso de envejecer solo es algo que debe evitarse a toda costa. Allí estamos de acuerdo.
Ríes a rabiar con el Chavo del 8, así como con Los Simpsons (los viejos capítulos) y últimamente con The Big Bang Theory. Solo escuchas música de tu época y tienes en tu aparato de música desde Metallica hasta Rubén Blades. Te gusta ver y escuchar por lo general lo que no escucha ni ve la gran mayoría, y estamos de acuerdo en que la mejor canción del mundo es "Oleo de Mujer con Sombrero" y la mejor película "Chariots of Fire". Tienes una idea romántica y algo primitiva del amor, lo que puede explicar tu estado civil actual. Te habrás enamorado de verdad un par de veces si acaso, aunque jamás lo hayas confesado, con todo el dolor y el gusto que eso trae aparejado. Ignoramos si volverás a enamorarte de nuevo. Difícilmente te atraiga una mujer rubia eso sí. Como te encanta llevar la contraria en todo, no podía quedar exento el absurdo patrón de belleza occidental. Mujer de cabello oscuro es lo que manda. También te hubiera gustado, de ser papá, tener una niña y llamarla Aytana.
No te gustan los políticos, sean de la tolda que sean, y siempre serás un "antigobierno" y eterno opositor. Odias con sincero fervor a las armas y no le encuentras sentido a mantener un ejército. Tienes demasiado arraigado el sentido de pertenencia y por lo tanto amas pero mal a la tierra que te vio nacer y no eres nada tolerante con cualquier gesto que suponga un menosprecio a tu país, venga de donde venga. Te he dicho varias veces que debes atenuar un poco tus juicios de valor pero no puedo esperar mucho de alguien que se dormía de bebé con el himno nacional y que se ha dado a la tarea de aprenderse no menos de 15 himnos nacionales de los países "más populares" del mundo solo para poder afirmar con absoluta certeza que no hay himno mas hermoso que el Gloria al Bravo Pueblo. Sí, sabemos que iremos a Brasil 2014 y que seguramente soltarás un par de lágrimas cuando suene nuestro himno en el estadio. Ahorra es lo que tienes que hacer!!!...
Conozco también tu eterna creencia de que de alguna forma naciste en el lugar equivocado. Me sé al dedillo tus pensamientos de cada mañana en ruta al trabajo: "no soy persona de ciudad". No aguantas el tráfico, el cojeculo de gente, el ruido de las cornetas, el humo, la cara de culo de las personas, en fin. Sé que haces planes ocultos para vivir en algún momento en algún paraje cerca del agua, tu eterno elemento, como dirían los astrólogos al revisar tu signo zodiacal, aunque no creas mucho en la astrología claro. Recuerdo el pueblito a 10 minutos de Playa Medina con una canchita de fútbol de tierra. Déjame decirte de una vez que no me convenció del todo la sonrisa que se dibujó en tu rostro mientras pensabas no sé que coño. Además, ¿como podrías vivir sin el Caracas FC?
Tienes una obsesión por el servicio público, lo cual te ha garantizado por una parte mucho trabajo y por el otro, poco salario; ecuación no muy atractiva pero que de vez en cuando encuentra consuelo en la sonrisa agradecida de cualquier ciudadano de a pie al que pudimos solucionarle algún problema. Políticamente hablando, parece que te ubicas un poco más del centro a la izquierda que a la derecha, sin que eso suponga claro que simpatices en lo más mínimo con los gobernantes de turno. No sé si es por tu irresistible tendencia a llevar la contraria o a generar desconcierto por gusto, pero me he dado cuenta que tienes conocidos en ambas tendencias políticas que escuchándote, juran que perteneces a la ideología contraria. En fin, que no siempre puedes complacer a todos. Eres Católico, tanto por bautizo como por creencias, aunque estés quizás a punto de excomunión por tu empeño en no encontrarle sentido al dogma del purgatorio,(entre algunos otros) pero creyente con absoluta firmeza que Jesús fue Dios hecho hombre y que la Santísima Virgen fue inmaculada desde el mismo momento de su concepción. Mantienes siempre presente al Chivúo de allá arriba en tu día a día, incluso cuando tu fe se viene abajo. Me agrada como das las gracias hasta por el agua de la ducha. Siempre te he dicho que en la vida se debe ser agradecido, sobre todo por las cosas mas sencillas.
Y es que por eso, por las cosas sencillas que hemos compartido en estos 37 años, que yo también vengo a darte gracias hoy. Estamos claros que no fuimos el futbolista famoso que algún día pensamos que seríamos. Tampoco el brillante e incorruptible juez que alguna vez cruzó por nuestra mente en la facultad de Derecho. Mucho menos, por ahora claro, el famoso escritor aspirante a un Premio Nobel. Bueno, son pequeñeces, no nos vamos a arrechar por eso. No obstante, creo que hemos sobrellevado de manera aceptable hasta ahora (y de hecho nos hemos divertido algo en el trayecto) todo este peo que nos empeñamos en denominar vida. Para unos, seguramente estamos quedados en el aparato. Otros nos verán con cara de que avanzamos muy lento. Otros más dirán que estamos locos pal coño y muchos afirmarán que somos un caso perdido. En fin, que todas las opiniones son válidas desde cierto punto y se respetan, como no.
Yo también tengo mi opinión personal, pero estoy seguro de conocer tu respuesta: "es mi vida". Y porque es tu vida, es que me trago cualquier cosa que tenga que decirte. Porque te conozco, y sé que en realidad, aunque seguramente me escuches, la única opinión que al final te importa es la que tú tengas que decir. Eres "el que apaga la luz" en tu pequeña parcela, como dice la estrofa de una vieja canción de Charly García (tú y tu música de antaño). Lo sé, me lo has repetido un millón de veces: "el único respeto que importa al final del día es el respeto propio". Y en ese renglón, sé que no tienes ningún tipo de problemas, por lo menos por ahora.
Creo que no me queda más que decirte por ahora en éste, tu cumpleaños 37. No sé si escribiré en tus 38. Tal vez para entonces tenga que reacomodar algunas cosas que hoy están y que mañana puede ser que no. Quien sabe. Lo cierto de todo es que apagas una velita más en la torta y eso es algo que merece celebrarse, así sea como a tí te gusta: con bajo perfil y sin formalismos ni protocolos. Seguramente te reunirás con tu familia y ya. Agradecerás de corazón las felicitaciones de los amigos y los no tan amigos y si tienes suerte, quizás hasta un regalo recibas.¿Por que no?
Pero por los momentos, aquí tienes mi regalo para tí, simple, como te gustan las vainas. Sé que todavía quedan muchas cosas por decir y muchas más por hacer. Muchas caídas que afrontar y algunos triunfos que celebrar; innumerables defectos con los cuales convivir y una que otra virtud que compartir. Pero por hoy, dejemos el diario trajinar a un lado y disfrutemos de este día, porque aunque sea un lugar común, solo se cumplen 37 una vez en la vida.
Feliz Cumpleaños...