"VENEZUELA NO IRA NUNCA A UN MUNDIAL"...este es el título de último post del blog de un apreciado amigo y colega en esto de seguir de manera "un poco especial" el deporte mas hermoso del mundo (Luis Omar Tapia Dixit). Mi estimado colega en esto de escribir, el cual se denomina "Dr. Tanuccio", ha esbozado una serie de razones y causas para llegar a una conclusión final: la que titula el presente post.
Como el link de comentarios del blog del Dr Tanuccio seguramente me rebotará (por lo extenso) toda la serie de razones que tengo para refutar dicha conclusión, me he tomado la libertad de hacerlo en este escenario, al cual invitaré por supuesto al apreciado amigo para que pueda tener acceso y dar sus respectivas opiniones, si bien le parece. De paso, si quieren leer los geniales post del pana, aquí le hago su publicidad gratis pues: www.tanuccio.blogspot.com.
El Dr. Tanuccio expresa en 3 puntos sus razones para llegar a la conclusión de que mi adorada Vinotinto JAMÁS jugará la fase final de un Mundial. Quienes me conocen saben que dicha expresión equivale a casi sentenciar a muerte la mitad de mi vida, ya que creo que en ver a mi Vinotinto saltar a la cancha de un escenario mundialista (de mayores claro) y escuchar y cantar mi himno en un Mundial, se puede resumir uno de los mayores sueños por cumplir antes de dejar de respirar. Por lo tanto, considero un DEBER refutar, una por una, así sea de manera resumida, las razones que da mi apreciado colega.
Tanuccio menciona como primera razón la clase de periodismo deportivo que se practica en nuestro país. Resumiendo la cuestión, afirma que los periodistas de acá tienden a exagerar cada partido de la selección. Son unos alarmistas pues, que no entienden que la película completa es de 18 partidos y no solo de uno o dos. Yo no podría estar mas de acuerdo con Tanuccio en esto. De hecho podría incluso echarle mas paja a los periodistas que la que él les echó. No obstante, todavía no me queda claro como es que un grupo de 10 periodistas pendejos pueden influir en que no se cumpla mi sueño de ver a mi selección debutando en una Copa Mundial. Sip, bueno, podrán ser unos alarmistas, unos poco profesionales, etc. Pero así exactamente son los periodistas argentinos de Fox Sports, por ejemplo, y yo veo que Argentina siempre clasifica a los mundiales, a pesar de los periodistas. Y así pasa, exactamente igual, con los periodistas de Paraguay, Chile, Uruguay, y el resto de selecciones que van al Mundial, o han ido alguna vez. Así que yo creo, mi estimado Tanuccio, que la ausencia de mi selección de un Mundial no es por los periodistas. Por allí no van los tiros. Es que los periodistas no juegan!!!...
La segunda razón de mi estimado, es que la Vinotinto es una moda. Que no tenemos afición real. De nuevo, no podría estar más de acuerdo con el Dr. Debemos estar consciente de que NO SOMOS ESTRUCTURALMENTE un país futbolístico (con excepción hecha de la zona de Los Andes), sin embargo, difiero de nuevo con Tanuccio en el sentido de que dicha circunstancia sea una razón de peso para ver frustrada mi ilusión de llevar mi camisa y mi bandera a un Mundial FIFA. La afición de un país es un factor de peso, pero a nivel del espectaculo, del apoyo que debe sentir un jugador cuando sale a la cancha a defender los colores de su país. Pero difiero en que lo que separe a un equipo de un boleto al Mundial, sean 2000 o 50.000 aficionados. En este sentido pienso que la selección nacional es de TODOS los venezolanos, desde los que van todos los domingos al estadio, hasta aquellos que piensan que la palabra Vinotinto se le puso a la selección por la fiebre de vinos que ha invadido a esta sociedad de un tiempo para acá. Es problema de cada uno como y cuando la apoya (y miren que en esto soy un nazi), pero lo importante es hacerlo. Eso es lo bonito de la selección nacional, que es de TODOS, desde los mas fanaticos hasta los mas pata e`bolas. Finalmente, podrías meter 200.000 personas en cada juego de la selección, pero esas 200.000 personas NO JUEGAN!!, tal como lo demostraron Schiaffino y compañía en el Maracaná hace ya 60 años.
La tercera razón de Tanuccio, es que Venezuela "no sabe ser favorito". Y pone como ejemplo el último partido de eliminatoria jugado en Lima ante Perú, donde "supuestamente" eramos favoritos para ganar, y no se pudo. Menciona también el mojoneamiento de Ronald Vargas al bajar del avión diciendo que casi se pensaba que era Brasil el que llegaba al aeropuerto. En esta razón si quiero extenderme un poco más.
En la cuestión de "ser favorito". Quienes hemos tenido el honor de pisar una cancha de fútbol, sabemos que tal adjetivo no existe. Ese es un adjetivo inventado por la prensa. Pero el que se ha uniformado, el que ha sudado una camiseta, conoce que eso de "ser favorito" es puro cuento. En la cancha se lucha, se deja el alma, se muerde si es preciso. Y para demostrarlo, me vuelvo a remitir al 16 de julio de 1950 y al estadio Maracaná, donde 11 guerreros uruguayos acabaron, a punta de garra y de "bolas" con el "favoritismo" de un Brasil empujado por 220.000 personas en el estadio.
Por otro lado, para los que sabemos y conocemos algo del fútbol de esta Tierra de Gracia, tal definición de "favorito" es algo totalmente inaplicable a un fútbol como el nuestro, el cual tiene, en términos de estructura organizativa y de tradición futbolística, un retraso de 50 AÑOS con el resto de nuestros hermanos suramericanos, distancia que en países como Argentina, Uruguay o Brasil, se puede facilmente ampliar a por lo menos 80 años. Cada vez que un seleccionado venezolano sale a una cancha a pelear con otro país de Suramerica, está dando, antes del pitazo inicial, una ventaja de por lo menos 50 años en estructuras y tradición futbolísticas. ¿Como podríamos entonces ser "favoritos" alguna vez en la vida? ¿Nosotros favoritos ante un país mundialista como Perú, que ha parido talentos de la talla de Teofilo Cubillas, Chumpitaz y compañía???
Y en lo del "mojoneamiento" de Ronald Vargas, valga decir que no se debe confundir la confianza con el mojoneamiento. Está bien, tenemos un fútbol humilde, pero eso no quiere decir que nuestros jugadores tengan que llegar a un país (como antes se hacía) con la cabeza gacha y declarando que van a jugar un partido "buscando que no los goleen" como se hacía antes. Para nada. Y mucho menos si se tiene la calidad que tiene Ronita, cuya ficha está tasada actualmente en 5 millones de dolares por su club, el Brujas de Bélgica. (yo, jugando la mitad de lo que juega el pana me creería Pelé, Maradona y Zidane juntos!!!).
La razón, mi estimado Tanuccio, de que Venezuela no esté actualmente preparando maletas para Suráfrica, no es ni por los periodistas, ni por los aficionados ni por el mojoneamiento de Ronald Vargas. La razón, mi querido amigo, es que Venezuela NO MATA DE LOCAL!!..y así no se va a ninguna parte, mucho menos a un Mundial.
Veamos. Revisemos los fríos números: Venezuela de visitante obtuvo una renta mas que aceptable, tasada en los 9 puntos que consiguió en la carretera (Victorias en Quito y La Paz, y empates en Santiago, Montevideo y San Luis de Marañao). Considerando que para meterse en los papeles en Suramerica, hacen falta 25 puntos mínimo, la Vinotinto necesitaba obtener tan solo 16 puntos de local (de los 27 posibles) para por lo menos aspirar al repechaje. Solo necesitaba entonces ganar CINCO partidos de local y empatar uno para meterse en la fiesta. Sabemos que ese no fue el caso. La falla entonces, mi amigo, no es por los periodistas, ni por la afición, ni siquiera por Ronita; la falla es de "ACTITUD" de todo el equipo, para hacer respetar la localía. Cuando arreglemos este detalle, podrás tener 400 periodistas pendejos en la cancha, no importa, podrás tener 200 aficionados en el estadio o 300.000. Podrán mojonearse todos los jugadores y hasta el utilero, pero mi amigo, allí sí ESTARAS EN UN MUNDIAL!!!...
Por todo lo anterior, creo que tanto las premisas que expone, como la conclusión a la que llega el Dr. Tanuccio, no son correctas. Que existen esos factores?? por supuesto, pero ellos no son la razón por la cual Venezuela no está en un Mundial de fútbol. Las razones son otras.
Sin embargo, aprovechando esta pequeña réplica, voy a resumir las razones por las cuales creo que, contrario a lo que afirma el colega, Venezuela sí está cerca de un Mundial de fútbol.
"VENEZUELA SI IRÁ PRONTO A UN MUNDIAL DE FUTBOL".
Bueno, esta frase puede sonar optimista para muchos. Y sip, en estas cuestiones prefiero ver el vaso medio lleno que medio vacío. Pero mas allá de el normal optimismo que todo aficionado siente por su equipo, el mío tiene bases y números para demostrarlo. Así que aquí vamos.
1) El fútbol venezolano ha sido, nivel de resultados (que no de estructuras) el que más rápido y vertiginoso desarrollo ha tenido en la región en los últimos 10 años. ¿Como es eso? fácilmente comprobable. En un país donde no se acostumbra a planificar nada, y donde queremos todo para ya, es justo revisar los resultados comparativos de las selecciones venezolanas antes del año 2000 y después, para darse cuenta de la curva ascendente de nuestro humilde fútbol:
1.a) Antes del año 2000: Venezuela era la denominada "Cenicienta de América" (es decir, la jevita pues). Jugar contra la Vinotinto era un simple trámite, y, cualquier partido en el cual la victoria holgada por 4 o mas goles no era el resultado, era considerado un descalabro para el equipo rival. Por otro lado, hasta el año 2000, Venezuela solo había podido ganar 2 juegos, SOLO 2!!!! desde que había empezado su participación en Eliminatorias en el año 1965. Es decir, eramos un chiste viviente.
1.b) Después del año 2000: En las eliminatorias del Mundial Korea Japón 2002, la situación tuvo un giro dramático. La jevita dejó de serlo, y en esa eliminatoria, en tan solo dos años (2000 y 2001) se consiguieron 5 victorias, es decir, mas del doble que el total conseguido en los 35 años anteriores. Se derrotó, y con contundencia además, a Bolivia, Uruguay, Paraguay, Perú y Chile, este último en su propio Estadio Nacional de Santiago.
En este sentido, desde el año 2000 al 2009, es decir, en tan solo 9 AÑOS!!!! el equipo considerado cenicienta ha vencido a TODOS!!! sus rivales de Suramerica (incluyendo al pentacampeón Brasil) con excepción de la Argentina. No solo eso. Sino que su promedio de puntos obtenidos en cada eliminatoria va en franco ascenso (es decir, en cada eliminatoria se consiguen mas puntos que en la anterior). Por otro lado, Venezuela tiene 3 eliminatorias seguidas donde no ocupa el tradicional puesto que le correspondía: el último!!!...
Pero hay más. Ese fútbol, con una desventaja de 50 años en lo que se refiere a estructuras con sus vecinos, se ha dado el lujo de derrotar en su propia cancha a rivales como Bolivia (a 3600 metros sobre el nivel del mar, misión imposible), a Colombia, Ecuador, Uruguay y Chile, así como empatarle y sacarle puntos a los mismos Chile, Uruguay y Brasil. Por otra parte, en la última eliminatoria llegó con chance hasta el penultimo juego de clasificar al Mundial. En solo 9 años se da la pelea en las eliminatorias mas fuertes del Mundo.
Es ese mismo fútbol sin casi estructuras el que logró clasificar a su selección sub-20 a la Copa Mundial de Egipto, dejando fuera a la todopoderosa Argentina, la cual nos lleva como 100 años de ventaja en materia futbolística. Es ese humilde fútbol el que ha colocado a algunos de sus jugadores en las mejores ligas del mundo. Quien podía imaginarse un Tomás Rincón jugando de titular en el poderoso Hamburgo de Alemania? o un Ronald Vargas en el Brujas, cuya ficha está tasada en 5 millones de Dolares?? o Miku en el Getafe de la Liga española. Y todo eso, logrado en 9 AÑOS!!!!!.....Si ustedes conocen de algún equipo en el mundo que pase de ser el eterno último a ser un competidor fuerte en tan solo 9 años, avisenme por favor!!!!
Entonces, para los pesimistas de este país, hay buenas noticias. Pero estos pesimistas deben entender que para un futbol como el nuestro, con casi nula estructura y gerencia adecuada, y solo dependiente de su talento, la clasificación a un Mundial no es una carrera de 100 metros, sino una de larga distancia, más aún cuando estamos jugando las Eliminatorias mas duras del Mundo. Pongan a Venezuela a jugar cualquier eliminatoria en cualquier continente (sip, incluyendo Europa) y tengan por seguro que mínimo, a un repechaje llega. Pero claro, no es lo mismo jugar en un grupo con Islas Feroe, Islandia, Andorra y Belgica que jugar contra 3 campeones mundiales (Argentina, Brasil, Uruguay).
Y claro,hace falta un poco más todavía, sobre todo a nivel de gerencia y de dirección técnica pero creo sinceramente que se está cerca, está cerca ese día en el que me encontraré al estimado Tanuccio y brindaremos y nos enborracharemos, celebrando el ascenso de nuestro humilde fútbol al lugar que solo está reservado para los grandes y millonarios del mundo...
Sip...Venezuela si irá a un Mundial!!!!!....
viernes, 26 de marzo de 2010
miércoles, 24 de marzo de 2010
"COMO NO TE VOY A QUERER..."
"COMO NO TE VOY A QUERER SI ERES EL ROJO DE MIS AMORES, EL MEJOR ENTRE LOS MEJORES POR ESO SIEMPRE TE VENGO A VER"....
Así comienza el coro de una canción que es cantada por miles (aunque no tantas) de gargantas, por lo general cada 15 días, cada vez que el equipo de fútbol mas famoso de mi ciudad, el Caracas Fútbol Club, salta a la cancha del Estadio Olímpico de la UCV.
Como bien saben los que mas me conocen, el que escribe es uno de los mas acérrimos aficionados de este equipo. Lo sigo lo más que puedo, sea en vivo en el estadio, o por TV. Tengo la camisa, la bufanda y hasta la jarra de cerveza con el logo de mi rojo querido. Gozo un mundo cuando gana y me deprimo si la derrota es el resultado. Así somos los fanaticos, que le vamos a hacer.
Sin embargo, esta cuestión de hinchar, seguir y romperse la garganta por el equipo de tus amores, por lo menos en mi caso particular, trasciende el simple gusto de seguir a unos colores por el solo hecho de seguirlo. Ojo, no critico para nada a aquellos que solo van al estadio por moda o por curiosidad, es que sencillamente, en mi caso particular, el ser aficionado a los colores rojo y negro del Caracas tiene otro sentido, tiene, para ponerle un toque melodramático al asunto, otra "trascendencia".
¿Y con que se come eso? bueno, esa es la parte difícil de la cuestión: explicarlo. En mi caso particular, después de mucho analizarlo, pude llegar a la conclusión de que esa "trascendencia" se debe sencillamente a un sentimiento muy bien afincado en mi personalidad: el Sentimiento de Pertenencia.
Pero, ¿pertenencia a que?, en el caso que aquí nos ocupa, esa pertenencia viene dada en primer lugar, por el aire que respiro, por el Avila que siempre observo, por el frenesí y apuro en que vivo, por la belleza de las mujeres que inevitablemente admiro, por el caos que soporto. Esa sería una primera aproximación a ese sentimiento de pertenencia.
Pero allí no se queda la cuestión. Si me adentro un poco más, puedo fácilmente observar que mi pertenencia está compuesta por muchas cuestiones más. Entonces vienen los lugares, aquel patio del colegio, aquella plaza donde tanto corría, aquel parque donde aprendí a correr bicicleta. Aquel pasillo de Universidad donde nervioso esperaba una nota de examen; aquella discoteca donde tanta vaina echamos; aquel rincón donde nos dimos el mejor de los besos.
Y si todavía quiero adentrarme más aún en ese sentimiento de pertenencia, entonces aparecen y cobran vida los rostros de muchas personas, cercanas y lejanas; permanentes o temporales en tu vida. Aparecen entonces la familia, los hermanos, los viejos, los sobrinos, para recordarte, tal como dice la canción de Ruben Blades, que no importa cuantos problemas puedan tener, siempre podrás tener la seguridad de que ellos te quieren.
¿ Y que decir de los amigos? nunca quedan fuera de ese sentimiento de pertenencia. Están los leales, los que siempre están contigo, los hermanos pues. Están los que no siempre están contigo, pero sabes que siempre podrás contar con ellos. Están los que no aparecen casi nunca, pero siempre tendrán una sonrisa y un apoyo cuando mas lo necesites. Y es que, como decía el sabio Forrest Gump: " hasta un tonto como yo sabe que un buen amigo no se consigue a la vuelta de la esquina".
¿Y de los amores que?, por supuesto que forman parte de ese sentimiento de pertenencia. Desde el primero, aquel todo inocente, adolescente y platónico, que nos rompió en mil pedazos el corazón con su adiós, hasta el actual, el maduro, el bonito y el que dura para toda la vida; pasando por todo el menú de opciones posibles: el apasionado, el intenso, el mas recordado, el mas tranquilo, el mas deseado, el mas secreto.
Finalmente, en mi pertenencia están los momentos de la primera vez: cuando fui al colegio, cuando pisé una cancha de futbol, cuando monté bicicleta, cuando metí un gol, cuando llegastes a la Universidad, cuando besastes a una mujer, cuando terminastes una relación, cuando bebistes cerveza con tus panas, cuando te emborrachastes, cuando amanecistes fuera de tu casa.
Todo eso, y muchas cosas mas, forman parte de mi sentimiento de pertenencia. Mi pertenencia a una ciudad donde ocurrió todo, donde están todos los lugares, donde está el caos y la belleza de las mujeres, donde viven mis familiares y mis amigos, donde fui al colegio y a la Universidad, donde me tomé mi primera cerveza, donde me enamoré por primera vez, donde nacieron mis sobrinos y donde aspiro que nazcan mis hijos. Donde está, en definitiva, mi querencia y mi guarida, parafraseando a Isaac Chocrón.
¿Y donde se resume de manera increible y maravillosa todo lo anterior? pues en esa camisa Roja del equipo de fútbol de mi ciudad. Cuando hincho y me rompo la garganta por él, también me estoy rompiendo la garganta por mis querencias, por mis lugares especiales, por mi colegio, por mi Universidad, por mi Avila, por mis viejos, por mis hermanos, sobrinos y amigos, por mi amor dichoso, por mi caos urbano y por mis mujeres bellas que siempre admiro, por mi parque y mi plaza, por mi futuro y por mi pasado.
Por esta misma razón, que me perdonen los que hinchan al Madrid, Barcelona, Milan o similares, pero, en lo que a mí respecta, mi vida no está amarrada a ningún olor, lugar, persona o situación al otro lado del océano..¿Como podría yo ponerme la camisa de otro equipo?
Así que cada vez que me vean uniformado de pies a cabeza, cantando como un loco, gritando cada gol de mi Rojo como si se me fuera la vida en ello, tengan en cuenta que no solo estoy cantando y defendiendo los colores de un equipo de futbol, sino que estoy cantando y defendiendo los colores de mi propia vida.
"COMO NO TE VOY A ADORAR SI POR LAS NOCHES YO CONTIGO SUEÑO Y DE ESTE CAMPO ME SIENTO DUEÑO ME HACE FELIZ VERTE GANAR!!!!".....
Así comienza el coro de una canción que es cantada por miles (aunque no tantas) de gargantas, por lo general cada 15 días, cada vez que el equipo de fútbol mas famoso de mi ciudad, el Caracas Fútbol Club, salta a la cancha del Estadio Olímpico de la UCV.
Como bien saben los que mas me conocen, el que escribe es uno de los mas acérrimos aficionados de este equipo. Lo sigo lo más que puedo, sea en vivo en el estadio, o por TV. Tengo la camisa, la bufanda y hasta la jarra de cerveza con el logo de mi rojo querido. Gozo un mundo cuando gana y me deprimo si la derrota es el resultado. Así somos los fanaticos, que le vamos a hacer.
Sin embargo, esta cuestión de hinchar, seguir y romperse la garganta por el equipo de tus amores, por lo menos en mi caso particular, trasciende el simple gusto de seguir a unos colores por el solo hecho de seguirlo. Ojo, no critico para nada a aquellos que solo van al estadio por moda o por curiosidad, es que sencillamente, en mi caso particular, el ser aficionado a los colores rojo y negro del Caracas tiene otro sentido, tiene, para ponerle un toque melodramático al asunto, otra "trascendencia".
¿Y con que se come eso? bueno, esa es la parte difícil de la cuestión: explicarlo. En mi caso particular, después de mucho analizarlo, pude llegar a la conclusión de que esa "trascendencia" se debe sencillamente a un sentimiento muy bien afincado en mi personalidad: el Sentimiento de Pertenencia.
Pero, ¿pertenencia a que?, en el caso que aquí nos ocupa, esa pertenencia viene dada en primer lugar, por el aire que respiro, por el Avila que siempre observo, por el frenesí y apuro en que vivo, por la belleza de las mujeres que inevitablemente admiro, por el caos que soporto. Esa sería una primera aproximación a ese sentimiento de pertenencia.
Pero allí no se queda la cuestión. Si me adentro un poco más, puedo fácilmente observar que mi pertenencia está compuesta por muchas cuestiones más. Entonces vienen los lugares, aquel patio del colegio, aquella plaza donde tanto corría, aquel parque donde aprendí a correr bicicleta. Aquel pasillo de Universidad donde nervioso esperaba una nota de examen; aquella discoteca donde tanta vaina echamos; aquel rincón donde nos dimos el mejor de los besos.
Y si todavía quiero adentrarme más aún en ese sentimiento de pertenencia, entonces aparecen y cobran vida los rostros de muchas personas, cercanas y lejanas; permanentes o temporales en tu vida. Aparecen entonces la familia, los hermanos, los viejos, los sobrinos, para recordarte, tal como dice la canción de Ruben Blades, que no importa cuantos problemas puedan tener, siempre podrás tener la seguridad de que ellos te quieren.
¿ Y que decir de los amigos? nunca quedan fuera de ese sentimiento de pertenencia. Están los leales, los que siempre están contigo, los hermanos pues. Están los que no siempre están contigo, pero sabes que siempre podrás contar con ellos. Están los que no aparecen casi nunca, pero siempre tendrán una sonrisa y un apoyo cuando mas lo necesites. Y es que, como decía el sabio Forrest Gump: " hasta un tonto como yo sabe que un buen amigo no se consigue a la vuelta de la esquina".
¿Y de los amores que?, por supuesto que forman parte de ese sentimiento de pertenencia. Desde el primero, aquel todo inocente, adolescente y platónico, que nos rompió en mil pedazos el corazón con su adiós, hasta el actual, el maduro, el bonito y el que dura para toda la vida; pasando por todo el menú de opciones posibles: el apasionado, el intenso, el mas recordado, el mas tranquilo, el mas deseado, el mas secreto.
Finalmente, en mi pertenencia están los momentos de la primera vez: cuando fui al colegio, cuando pisé una cancha de futbol, cuando monté bicicleta, cuando metí un gol, cuando llegastes a la Universidad, cuando besastes a una mujer, cuando terminastes una relación, cuando bebistes cerveza con tus panas, cuando te emborrachastes, cuando amanecistes fuera de tu casa.
Todo eso, y muchas cosas mas, forman parte de mi sentimiento de pertenencia. Mi pertenencia a una ciudad donde ocurrió todo, donde están todos los lugares, donde está el caos y la belleza de las mujeres, donde viven mis familiares y mis amigos, donde fui al colegio y a la Universidad, donde me tomé mi primera cerveza, donde me enamoré por primera vez, donde nacieron mis sobrinos y donde aspiro que nazcan mis hijos. Donde está, en definitiva, mi querencia y mi guarida, parafraseando a Isaac Chocrón.
¿Y donde se resume de manera increible y maravillosa todo lo anterior? pues en esa camisa Roja del equipo de fútbol de mi ciudad. Cuando hincho y me rompo la garganta por él, también me estoy rompiendo la garganta por mis querencias, por mis lugares especiales, por mi colegio, por mi Universidad, por mi Avila, por mis viejos, por mis hermanos, sobrinos y amigos, por mi amor dichoso, por mi caos urbano y por mis mujeres bellas que siempre admiro, por mi parque y mi plaza, por mi futuro y por mi pasado.
Por esta misma razón, que me perdonen los que hinchan al Madrid, Barcelona, Milan o similares, pero, en lo que a mí respecta, mi vida no está amarrada a ningún olor, lugar, persona o situación al otro lado del océano..¿Como podría yo ponerme la camisa de otro equipo?
Así que cada vez que me vean uniformado de pies a cabeza, cantando como un loco, gritando cada gol de mi Rojo como si se me fuera la vida en ello, tengan en cuenta que no solo estoy cantando y defendiendo los colores de un equipo de futbol, sino que estoy cantando y defendiendo los colores de mi propia vida.
"COMO NO TE VOY A ADORAR SI POR LAS NOCHES YO CONTIGO SUEÑO Y DE ESTE CAMPO ME SIENTO DUEÑO ME HACE FELIZ VERTE GANAR!!!!".....
viernes, 19 de marzo de 2010
EL CARPINTERO DE NAZARETH
Hoy se celebra, para una gran parte de los humanos que habitamos este pequeño planeta azul, la fiesta de Navidad. En lo que a mí respecta, debo confesar que esta es mi época del año favorita, aunque hace años que siento que no se celebra igual. Pero en fin, ese es otro tema y otra habladera de paja. Por ahora, me gustaría escribir un poco sobre alguien en particular,por quien siempre he sentido mucha admiración y cuyo papel por estas fechas debería ser reconocido.
Y claro, no es cuestión de pretender robarle el protagonismo de la fecha a "personajes" de la talla de la Santísima Virgen y mucho menos a ese ser tan GRANDE para nuestra limitada comprensión humana como lo fue Jesús de Nazareht, venido en indefenso y humano bebé en alguna fecha incierta hace 2011 años, pero cuya conmemoración se recuerda hoy.
Pero creo que se debe hacer un poco de justicia desde este limitado lado de la memoria, y escribir, así sea de manera breve, aprovechando la festividad navideña, por el gran Carpintero de Nazareth: el llamado por los fieles San José.
¿Que se puede decir de este hombre? pues creo que muchas cosas. Por ejemplo, y para empezar, que ese carpintero de Nazareth tuvo que aceptar, de un día para otro, que su joven y hermosa prometida saliera embarazada sin él haberle puesto un dedo encima, y además, sin derecho a pataleo. Y lo peor, es que tuvo que cargar tanto con ella como con el niño, porque, bueno, las órdenes en tal sentido no venían precisamente de fulanito de los palotes. Solo con eso, ya se puede decir mucho del personaje en cuestión.
Pero por allí no va precisamente la cosa. La historia bíblica es harto conocida y yo no pienso aquí repetirla. Sí me interesa, en cambio, enfocar el asunto desde una perspectiva distinta. Desde aquella que nos lleve a entender, por un minuto nada más, como algo sumamente importante puede surgir de la nada. Como algo que cambiaría la historia del mundo y de millones de personas, tuvo su comienzo en la estricta obediencia y compromiso de un humilde carpintero.
San José es el eterno olvidado de la Biblia. El Libro que contiene la Palabra de Dios no le dedica mas que una que otra línea, y siempre a modo referencial. A cualquier advenedizo en estas cuestiones, le podría parecer, y con razón, que el papel que jugó ese sencillo hombre en el Plan Divino de la Salvación no era para nada relevante. Tan acostumbrados estamos a pensar en el sentido protagonico de las cosas, que muchas veces olvidamos que la Vida y la Trascendencia tienen otra lógica, totalmente distintas a la que nosotros podemos percibir.
No obstante, San José si brilló, y mucho, en el Plan Divino de la Salvación. Casi podría decir que por poco iguala el rol de la Santísima Virgen. Fué él el que se negó a repudiar a María de manera pública, porque sabía lo que le pasaría a ella. Fué él el que decidió casarse con esa joven, aún cuando tenía pleno conocimiento de que no era suyo el hijo que llevaba en su vientre. Fue él el que buscó lugar en Belén cuando nadie quiso recibirlos. También fue él el que asumiendo su responsabilidad de padre, agarró a su familia y cruzó el desierto rumbo a Egipto para proteger a su esposa y al Divino Niño del asesino Herodes. Finalmente, fue él el que le enseñó su oficio a su pequeño hijo, tal como muchos padres hacen hoy en día con sus hijos.
¿ Cuantos Josés nos topamos a diario en nuestro camino y somos incapaces de reconocerlos? ¿Cuantos hombres y mujeres trabajan todos los días del año, ayudando a los demás, a los que más lo necesitan, sin recibir un ápice de reconocimiento a cambio? Nos encantan mucho los protagonistas heroicos, los bien parecidos, los que pueden acabar con 5.000 enemigos en 10 segundos y todavía permanecer peinadito para besar a la protagonista del cuento, pero somos incapaces de reconocer a tanto heroe anónimo que día a día, siguen sosteniendo el Plan Divino de la Creación, sea lo que sea que esto signifique. Nos quedamos solo en lo espectacular, en la belleza externa, en lo superficial, incapaces de reconocer lo verdaderamente importante en la vida.
Winston Churchill decía: "el problema de la sociedad actual, es que los hombres no quieren ser útiles, sino importantes". Casi que queda al dedillo para recordar a San José, el gran olvidado de la Biblia, y para recordar a todos aquellos que sin mucho brillo, sin mucha belleza externa, sin mucha espectacularidad para el Mundo, van luchando a solas, sosteniendo y cargando la cruz que muchos otros deben llevar.
Así que la fecha de hoy, conmemoración de la Noche más mágica que haya podido ver este diminuto planeta azul, recordemos y honremos a aquel humilde carpintero presente en aquel pobre pesebre, y de esta forma tal vez podamos llegar a entender que muchas veces en la vida, los grandes acontecimientos tienen su origen en las cosas mas pequeñas y simples de la misma.
Feliz Navidad....
jueves, 18 de marzo de 2010
OLIMPICO AMOR
Aunque el título sugiera lo contrario, no voy a hablar sobre una historia de amor. O mejor dicho, sí podría llamarse una historia de amor. De hecho, de un amor a primera vista, y que ha durado ya casi 27 años. Pero no es una historia de amor convencional. No hay parejas, rupturas, cartas de amor, salidas al cine ni nada de esas cosas convencionales que forman parte de la relación amorosa entre dos personas.
Yo vengo a hablarles de un sentimiento algo distinto. Es un tipo de amor vinculado con la pertenencia, con el recuerdo, con la historia. Ayer mismo nos volvimos a encontrar, como nos encontramos una tarde de domingo allá por la década de los 80, cuando solo era un típico carajito que salia con su papá un domingo sin saber a ciencia cierta adonde iba. Allí estaba, como estuvo entonces. Es el estadio Olimpico de la Universidad Central de Venezuela, mi sitio favorito de todo el mundo.
Claro, muchos dirán: "bueno, entonces debe ser que no conoces el mundo";y algo de razón tienen en eso. Mi conocimiento del mundo está muy limitado. Pero pienso, y estoy seguro, que podré visitar cualquier sitio histórico, artístico, deportivo del mundo, y, por mucho que pueda maravillarme, nunca dejaría de responder: "la grada del Estadio Olimpico, sector central, ultima fila de arriba, justo al lado de la bandera de Venezuela", cuando alguien, por casualidad me pregunte, cual es el sitio donde me siento mas cómodo en todo el mundo.
¿De donde viene esta historia de amor? como toda historia, tiene su comienzo. Aunque la memoria tiende a jugar malas pasadas de vez en cuando, en lo que se refiere a mi querido Estadio Olímpico, la misma se aclara sorprendentemente.
Todo comienza, tal como dije con anterioridad, una típica tarde de domingo, con un señor de aproximadamente 40 años de edad y su pequeño hijo de 6 años, ya para cumplir 7. Como todo niño a su edad, salir con papá era lo máximo. Y considerando que vives en una familia de 5 hermanos, salir SOLO con tu papá era uno de los mayores privilegios que pudieras conocer, por lo menos a tan corta edad. El papá de este cuento era un típico señor venezolano, amante del beisbol por supuesto, el cual solía ver fútbol solo en mundiales, así como las ligas de España e Italia, pero dificilmente se acercaba a una cancha nacional. "!!!Yo no veo caimaneras"!!!!...era una de las frases favoritas de este respetable abogado.
Pues bien, ese día domingo, del cual se me escapa casi todo, solo recuerdo lo acontecido entre 6 de la tarde y 8 de la noche. En efecto, ese es el período de tiempo en el cual estuve presente en lo que entonces para mí era la cancha de futbol mas grande que había visto en mi vida. Mucho mas grande que la canchita infantil de mi colegio San Agustín de El Marqués, donde daba mis primeros y torpes pasos como futbolista. No solo era la cancha mas grande de mi limitado mundo, sino que las tribunas eran inmensas. Y mucho mas inmensas se veían totalmente vacías. Eso fue algo que me llamó mucho la atención, y es algo que, 27 años después, todavía me sigue llamando la atención.
¿Quienes eran los equipos? el Caracas FC, por entonces apenas recién ascendido a la Primera División, y el Deportivo Tachira. Mirandolo en retrospectiva, el destino quizo que el primer juego de toda mi vida en el Estadio Olímpico fuera entre el que es hoy, tal como lo saben quienes mejor me conocen, MI EQUIPO DEL ALMA (Caracas FC) y nuestro odiado rival, los aurinegros del Tachira. Si bien el resultado del juego no es lo relevante aquí, es justo decir que perdió Caracas 0-1 ese día.
Pero el amor había nacido. Ese día, en aquel niño de 6 años surgió un sentimiento que se ha seguido repitiendo año tras año. Ese gusto que sintió ese escuincle en ese escenario vacío no se ha podido borrar de las venas por las cuales corre la sangre del hombre en el que hoy se ha convertido.
Después vinieron las historias que alimentarían ese amor. Que si Pelé jugó en esa cancha en 1969 en un partido donde casi 30.000 personas vieron a la Vinotinto empatar 0-0 durante 65 minutos con el mejor equipo que ha existido en la historia de los mundiales, el Brasil que campeonaría un año despues en Mexico 70. Que si allí se jugó la final de la Copa América del 75. Que si Distefano pisó esa cancha también. Que si es una de las pocas canchas del Mundo que puede vanagloriarse de que 2 de los llamados 3 grandes del fútbol (según la FIFA) Pelé y Distefano, jugaron en ella, y que, si no es por la politiquería criolla, el tercer grande en cuestión, Diego Armando Maradona, la hubiera pisado en el año 85.
Que allí habían jugado el Real Madrid, el Inter, el Barcelona. Que en las decadas de los 50 y 60, en el llamado "futbol de las colonias", cada domingo se reunían en sus tribunas 25.000 personas. Historias, historias y mas historias. Todas ellas con ese mítico estadio como protagonista.
En lo que a mí respecta, he visitado ese estadio todas las veces que he podido. Muy limitado de niño, debido a que dependía de que mi viejo estuviera lo suficientemente ladillado para moverse un domingo de la comodidad de su casa, para llevar al carajito a ver "caimaneras", ya después de adulto, he podido ir con más frecuencia y renovar, con cada visita, esos sentimientos de aquel niño de 6 años.
"Me gusta regresarme del olvido, para acordarme en sueños de mi infancia, del chico que jugaba a la pelota.." así dice parte de una conocídisima canción del gran Fito, y eso describe exactamente lo que siento cuando entro a ese recinto. Vacías, las más de las veces, a medio llenar, de vez en cuando, y totalmente llenas, poquisimas veces, sus tribunas son testigas mudas de alegrías, esperanzas, decepciones, gritos de júbilo, gritos de gol, que han salido de quienes nos hemos empeñado en tener el privilegio de crecer viendo el mas hermoso deporte del mundo.
Por supuesto, que entre todos esos momentos, hay unos muy buenos, y otros no tanto. El mas curioso, un partido entre el Deportivo Italia y un club de Galicia llamado Lalín, que para entonces jugaba en la Tercera División de España, el cual no sé si todavía existe. El mejor fue muy reciente, el año pasado, cuando el Caracas venció 4-0 al Deportivo Cuenca de Ecuador y con eso logró clasificar a los cuartos de final de la Libertadores. El peor, debería decir que es mas reciente todavía, el miercoles de la semana pasada, cuando ví perder a mi equipo por primera vez en 5 años de local en Copa Libertadores, 1-3 contra Flamengo. Sin embargo recalco el "debería decir", porque, a pesar de la derrota, creo que esa fue la PRIMERA VEZ que estuve rodeado de tantos buenos amigos en el estadio. Una muy buena combinación para mi gusto: tu sitio favorito y tus buenos amigos.
Ayer no fue la excepción. Allí estaba, otra vez, como lo estuve hace 27 años. En la grada del Estadio Olímpico, sector central, ultima fila arriba, al lado de la bandera de Venezuela. Llegando 3 horas antes del juego para poder disfrutar, otra vez, del mejor lugar del mundo. Y allí estaban otra vez, los buenos amigos, mi Caracas FC, mi cerveza y mi estadio Olímpico, con sus gradas y tribunas, esta vez llenas, siendo testigos mudos de ese retorno temporal a la infancia, de ese retorno al chico que jugaba a la pelota...
Yo vengo a hablarles de un sentimiento algo distinto. Es un tipo de amor vinculado con la pertenencia, con el recuerdo, con la historia. Ayer mismo nos volvimos a encontrar, como nos encontramos una tarde de domingo allá por la década de los 80, cuando solo era un típico carajito que salia con su papá un domingo sin saber a ciencia cierta adonde iba. Allí estaba, como estuvo entonces. Es el estadio Olimpico de la Universidad Central de Venezuela, mi sitio favorito de todo el mundo.
Claro, muchos dirán: "bueno, entonces debe ser que no conoces el mundo";y algo de razón tienen en eso. Mi conocimiento del mundo está muy limitado. Pero pienso, y estoy seguro, que podré visitar cualquier sitio histórico, artístico, deportivo del mundo, y, por mucho que pueda maravillarme, nunca dejaría de responder: "la grada del Estadio Olimpico, sector central, ultima fila de arriba, justo al lado de la bandera de Venezuela", cuando alguien, por casualidad me pregunte, cual es el sitio donde me siento mas cómodo en todo el mundo.
¿De donde viene esta historia de amor? como toda historia, tiene su comienzo. Aunque la memoria tiende a jugar malas pasadas de vez en cuando, en lo que se refiere a mi querido Estadio Olímpico, la misma se aclara sorprendentemente.
Todo comienza, tal como dije con anterioridad, una típica tarde de domingo, con un señor de aproximadamente 40 años de edad y su pequeño hijo de 6 años, ya para cumplir 7. Como todo niño a su edad, salir con papá era lo máximo. Y considerando que vives en una familia de 5 hermanos, salir SOLO con tu papá era uno de los mayores privilegios que pudieras conocer, por lo menos a tan corta edad. El papá de este cuento era un típico señor venezolano, amante del beisbol por supuesto, el cual solía ver fútbol solo en mundiales, así como las ligas de España e Italia, pero dificilmente se acercaba a una cancha nacional. "!!!Yo no veo caimaneras"!!!!...era una de las frases favoritas de este respetable abogado.
Pues bien, ese día domingo, del cual se me escapa casi todo, solo recuerdo lo acontecido entre 6 de la tarde y 8 de la noche. En efecto, ese es el período de tiempo en el cual estuve presente en lo que entonces para mí era la cancha de futbol mas grande que había visto en mi vida. Mucho mas grande que la canchita infantil de mi colegio San Agustín de El Marqués, donde daba mis primeros y torpes pasos como futbolista. No solo era la cancha mas grande de mi limitado mundo, sino que las tribunas eran inmensas. Y mucho mas inmensas se veían totalmente vacías. Eso fue algo que me llamó mucho la atención, y es algo que, 27 años después, todavía me sigue llamando la atención.
¿Quienes eran los equipos? el Caracas FC, por entonces apenas recién ascendido a la Primera División, y el Deportivo Tachira. Mirandolo en retrospectiva, el destino quizo que el primer juego de toda mi vida en el Estadio Olímpico fuera entre el que es hoy, tal como lo saben quienes mejor me conocen, MI EQUIPO DEL ALMA (Caracas FC) y nuestro odiado rival, los aurinegros del Tachira. Si bien el resultado del juego no es lo relevante aquí, es justo decir que perdió Caracas 0-1 ese día.
Pero el amor había nacido. Ese día, en aquel niño de 6 años surgió un sentimiento que se ha seguido repitiendo año tras año. Ese gusto que sintió ese escuincle en ese escenario vacío no se ha podido borrar de las venas por las cuales corre la sangre del hombre en el que hoy se ha convertido.
Después vinieron las historias que alimentarían ese amor. Que si Pelé jugó en esa cancha en 1969 en un partido donde casi 30.000 personas vieron a la Vinotinto empatar 0-0 durante 65 minutos con el mejor equipo que ha existido en la historia de los mundiales, el Brasil que campeonaría un año despues en Mexico 70. Que si allí se jugó la final de la Copa América del 75. Que si Distefano pisó esa cancha también. Que si es una de las pocas canchas del Mundo que puede vanagloriarse de que 2 de los llamados 3 grandes del fútbol (según la FIFA) Pelé y Distefano, jugaron en ella, y que, si no es por la politiquería criolla, el tercer grande en cuestión, Diego Armando Maradona, la hubiera pisado en el año 85.
Que allí habían jugado el Real Madrid, el Inter, el Barcelona. Que en las decadas de los 50 y 60, en el llamado "futbol de las colonias", cada domingo se reunían en sus tribunas 25.000 personas. Historias, historias y mas historias. Todas ellas con ese mítico estadio como protagonista.
En lo que a mí respecta, he visitado ese estadio todas las veces que he podido. Muy limitado de niño, debido a que dependía de que mi viejo estuviera lo suficientemente ladillado para moverse un domingo de la comodidad de su casa, para llevar al carajito a ver "caimaneras", ya después de adulto, he podido ir con más frecuencia y renovar, con cada visita, esos sentimientos de aquel niño de 6 años.
"Me gusta regresarme del olvido, para acordarme en sueños de mi infancia, del chico que jugaba a la pelota.." así dice parte de una conocídisima canción del gran Fito, y eso describe exactamente lo que siento cuando entro a ese recinto. Vacías, las más de las veces, a medio llenar, de vez en cuando, y totalmente llenas, poquisimas veces, sus tribunas son testigas mudas de alegrías, esperanzas, decepciones, gritos de júbilo, gritos de gol, que han salido de quienes nos hemos empeñado en tener el privilegio de crecer viendo el mas hermoso deporte del mundo.
Por supuesto, que entre todos esos momentos, hay unos muy buenos, y otros no tanto. El mas curioso, un partido entre el Deportivo Italia y un club de Galicia llamado Lalín, que para entonces jugaba en la Tercera División de España, el cual no sé si todavía existe. El mejor fue muy reciente, el año pasado, cuando el Caracas venció 4-0 al Deportivo Cuenca de Ecuador y con eso logró clasificar a los cuartos de final de la Libertadores. El peor, debería decir que es mas reciente todavía, el miercoles de la semana pasada, cuando ví perder a mi equipo por primera vez en 5 años de local en Copa Libertadores, 1-3 contra Flamengo. Sin embargo recalco el "debería decir", porque, a pesar de la derrota, creo que esa fue la PRIMERA VEZ que estuve rodeado de tantos buenos amigos en el estadio. Una muy buena combinación para mi gusto: tu sitio favorito y tus buenos amigos.
Ayer no fue la excepción. Allí estaba, otra vez, como lo estuve hace 27 años. En la grada del Estadio Olímpico, sector central, ultima fila arriba, al lado de la bandera de Venezuela. Llegando 3 horas antes del juego para poder disfrutar, otra vez, del mejor lugar del mundo. Y allí estaban otra vez, los buenos amigos, mi Caracas FC, mi cerveza y mi estadio Olímpico, con sus gradas y tribunas, esta vez llenas, siendo testigos mudos de ese retorno temporal a la infancia, de ese retorno al chico que jugaba a la pelota...
A UN LADO DEL CAMINO....
"Me gusta estar al lado del camino"...así comienza una conocida canción de Fito, y de aquí sale el título de mi blog. Esta frase sintetiza lo que aspiro sea este pequeño espacio donde poder escribir una que otra pendejada y compartirla con todos aquellos que deseen leerlo. Vamos, que no aspiro a ser ningún Gallegos, Otero Silva o similares, pero mantengo la profunda creencia de que "el escribir" de lo que sea y sobre lo que sea debe ser tan inherente al ser humano como lo es el respirar y hablar...que mejor forma de dejar huella de tu paso por la vida???
¿Por que "A un lado del camino"?...nada especial y nada que no se haya dicho antes. Sencillamente, a un lado del camino simboliza esa necesaria pausa que todo ser humano debería regalarse en el trajín de su día a día. La vida actual, cada vez más, se me asemeja a un largo viaje que se está emprendiendo, pero un viaje que pareciera no conocer pausas, descansos, tiempo para compartir, tiempo para acordarse de lo que es realmente importante. Bajo esta perspectiva, somos (o pretendemos) ser unos Ferraris a 320 Km/h comiendo y comiendo kilometros, pero sin disfrutarlos; cruzando el camino solo por cruzarlo, sin entenderlo muchas veces, sin buscar el moverse con él.
Pienso que en ese vertiginoso viaje que estamos emprendiendo, algunos con destino definido, otros con cierta idea de adonde van, y muchos otros (entre los cuales me incluyo) sin la mas mínima idea de adonde conduce esta autopista en la que estamos metidos, deberiamos de vez en cuando recortar velocidad, apear el bólido a un lado del camino, y tomarse unos 10 o 15 minutos para tratar de mirar (no ver), y escuchar (no solo oir) todas esas cosas que a diario pasamos y todos esos sonidos que retumban a nuestro alrededor. Ver un poco hacia atrás y observar el camino ya andado; y respirar hondo y tratar de visualizar el que todavía nos falta. En esos 10 o 15 minutos, con el motor de nuestro Ferrari un poco mas frío, tal vez podamos entender algunas cosas de nuestro camino: el por que en algunos tramos el mismo es liso y sin sobresaltos, y por que en otros está lleno de piedras y huecos que nos joden toda la amortiguación de la que disponemos.
Yo he decidido hacer esta pequeña parada en mi trayecto, y lo que resulte de cada una de éstas es lo que humildemente aspiro a compartir con los quieran leerlo. No hay tema predefinido porque hace tiempo decidí moverme con el camino, no cruzarlo por cruzarlo. No busco la vía mas rápida, ni tampoco la más cómoda. Asumo las curvas que me vienen, sean cerradas o abiertas, entro en los túneles que la vía me regala, sean cortos o largos, oscuros o medio iluminados. Cruzo los puentes que se me presentan, sean supermodernos o se estén cayendo, y no espero que me construyan trochas momentaneas para paliar fallas del camino. Mi camino es solo uno, y como tal debo llevarlo. Pero mi camino, como todos los demás, me regala paradas a su alrededor para hacer pausas, para enfriar el motor y para entenderlo mejor.
Cuantas cosas no tiene un camino?? en mi caso particular, está lleno de personas, experiencias, amigos, amores, enamoramientos, futbol, gritos, canciones, familia, mas futbol, hermanos, trabajo, sueños, aspiraciones, luchas, principios, lugares favoritos, risas, tristeza, dias malos, dias malisimos, dias buenos, dias que no quieres que se acaben y muchas cosas más (incluyendo el futbol). Con todo esto, como puede mi bólido recorrerlo a 320 Km/h???. casi que juraría que ningún carro en el mundo puede recorrer un camino desconocido a esta velocidad sin riesgo seguro de acabar estampado contra una pared, o cayendo por algún precipicio.
De todas esas cosas entonces es que leerán los que aquí entren. Nada muy filósofico, nada muy profundo, nada muy extenso. La palabra "muy" no es algo que sea regla en el camino que sigo, mucho menos si estoy a un lado del mismo, aunque algunos de los que me conocen puedan ciertamente afirmar lo contrario.
A un lado del camino entonces. A un lado del camino para observarlo, entenderlo y vivirlo. A un lado del camino para compartirlo.
¿Por que "A un lado del camino"?...nada especial y nada que no se haya dicho antes. Sencillamente, a un lado del camino simboliza esa necesaria pausa que todo ser humano debería regalarse en el trajín de su día a día. La vida actual, cada vez más, se me asemeja a un largo viaje que se está emprendiendo, pero un viaje que pareciera no conocer pausas, descansos, tiempo para compartir, tiempo para acordarse de lo que es realmente importante. Bajo esta perspectiva, somos (o pretendemos) ser unos Ferraris a 320 Km/h comiendo y comiendo kilometros, pero sin disfrutarlos; cruzando el camino solo por cruzarlo, sin entenderlo muchas veces, sin buscar el moverse con él.
Pienso que en ese vertiginoso viaje que estamos emprendiendo, algunos con destino definido, otros con cierta idea de adonde van, y muchos otros (entre los cuales me incluyo) sin la mas mínima idea de adonde conduce esta autopista en la que estamos metidos, deberiamos de vez en cuando recortar velocidad, apear el bólido a un lado del camino, y tomarse unos 10 o 15 minutos para tratar de mirar (no ver), y escuchar (no solo oir) todas esas cosas que a diario pasamos y todos esos sonidos que retumban a nuestro alrededor. Ver un poco hacia atrás y observar el camino ya andado; y respirar hondo y tratar de visualizar el que todavía nos falta. En esos 10 o 15 minutos, con el motor de nuestro Ferrari un poco mas frío, tal vez podamos entender algunas cosas de nuestro camino: el por que en algunos tramos el mismo es liso y sin sobresaltos, y por que en otros está lleno de piedras y huecos que nos joden toda la amortiguación de la que disponemos.
Yo he decidido hacer esta pequeña parada en mi trayecto, y lo que resulte de cada una de éstas es lo que humildemente aspiro a compartir con los quieran leerlo. No hay tema predefinido porque hace tiempo decidí moverme con el camino, no cruzarlo por cruzarlo. No busco la vía mas rápida, ni tampoco la más cómoda. Asumo las curvas que me vienen, sean cerradas o abiertas, entro en los túneles que la vía me regala, sean cortos o largos, oscuros o medio iluminados. Cruzo los puentes que se me presentan, sean supermodernos o se estén cayendo, y no espero que me construyan trochas momentaneas para paliar fallas del camino. Mi camino es solo uno, y como tal debo llevarlo. Pero mi camino, como todos los demás, me regala paradas a su alrededor para hacer pausas, para enfriar el motor y para entenderlo mejor.
Cuantas cosas no tiene un camino?? en mi caso particular, está lleno de personas, experiencias, amigos, amores, enamoramientos, futbol, gritos, canciones, familia, mas futbol, hermanos, trabajo, sueños, aspiraciones, luchas, principios, lugares favoritos, risas, tristeza, dias malos, dias malisimos, dias buenos, dias que no quieres que se acaben y muchas cosas más (incluyendo el futbol). Con todo esto, como puede mi bólido recorrerlo a 320 Km/h???. casi que juraría que ningún carro en el mundo puede recorrer un camino desconocido a esta velocidad sin riesgo seguro de acabar estampado contra una pared, o cayendo por algún precipicio.
De todas esas cosas entonces es que leerán los que aquí entren. Nada muy filósofico, nada muy profundo, nada muy extenso. La palabra "muy" no es algo que sea regla en el camino que sigo, mucho menos si estoy a un lado del mismo, aunque algunos de los que me conocen puedan ciertamente afirmar lo contrario.
A un lado del camino entonces. A un lado del camino para observarlo, entenderlo y vivirlo. A un lado del camino para compartirlo.
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