viernes, 19 de marzo de 2010

EL CARPINTERO DE NAZARETH

Hoy se celebra, para una gran parte de los humanos que habitamos este pequeño planeta azul, la fiesta de Navidad. En lo que a mí respecta, debo confesar que esta es mi época del año favorita, aunque hace años que siento que no se celebra igual. Pero en fin, ese es otro tema y otra habladera de paja. Por ahora, me gustaría escribir un poco sobre alguien en particular,por quien siempre he sentido mucha admiración y cuyo papel por estas fechas debería ser reconocido.

Y claro, no es cuestión de pretender robarle el protagonismo de la fecha a "personajes" de la talla de la Santísima Virgen y mucho menos a ese ser tan GRANDE para nuestra limitada comprensión humana como lo fue Jesús de Nazareht, venido en indefenso y humano bebé en alguna fecha incierta hace 2011 años, pero cuya conmemoración se recuerda hoy.

Pero creo que se debe hacer un poco de justicia desde este limitado lado de la memoria, y escribir, así sea de manera breve, aprovechando la festividad navideña, por el gran Carpintero de Nazareth: el llamado por los fieles San José.

¿Que se puede decir de este hombre? pues creo que muchas cosas. Por ejemplo, y para empezar, que ese carpintero de Nazareth tuvo que aceptar, de un día para otro, que su joven y hermosa prometida saliera embarazada sin él haberle puesto un dedo encima, y además, sin derecho a pataleo. Y lo peor, es que tuvo que cargar tanto con ella como con el niño, porque, bueno, las órdenes en tal sentido no venían precisamente de fulanito de los palotes. Solo con eso, ya se puede decir mucho del personaje en cuestión.

Pero por allí no va precisamente la cosa. La historia bíblica es harto conocida y yo no pienso aquí repetirla. Sí me interesa, en cambio, enfocar el asunto desde una perspectiva distinta. Desde aquella que nos lleve a entender, por un minuto nada más, como algo sumamente importante puede surgir de la nada. Como algo que cambiaría la historia del mundo y de millones de personas, tuvo su comienzo en la estricta obediencia y compromiso de un humilde carpintero.

San José es el eterno olvidado de la Biblia. El Libro que contiene la Palabra de Dios no le dedica mas que una que otra línea, y siempre a modo referencial. A cualquier advenedizo en estas cuestiones, le podría parecer, y con razón, que el papel que jugó ese sencillo hombre en el Plan Divino de la Salvación no era para nada relevante. Tan acostumbrados estamos a pensar en el sentido protagonico de las cosas, que muchas veces olvidamos que la Vida y la Trascendencia tienen otra lógica, totalmente distintas a la que nosotros podemos percibir.

No obstante, San José si brilló, y mucho, en el Plan Divino de la Salvación. Casi podría decir que por poco iguala el rol de la Santísima Virgen. Fué él el que se negó a repudiar a María de manera pública, porque sabía lo que le pasaría a ella. Fué él el que decidió casarse con esa joven, aún cuando tenía pleno conocimiento de que no era suyo el hijo que llevaba en su vientre. Fue él el que buscó lugar en Belén cuando nadie quiso recibirlos. También fue él el que asumiendo su responsabilidad de padre, agarró a su familia y cruzó el desierto rumbo a Egipto para proteger a su esposa y al Divino Niño del asesino Herodes. Finalmente, fue él el que le enseñó su oficio a su pequeño hijo, tal como muchos padres hacen hoy en día con sus hijos.

¿ Cuantos Josés nos topamos a diario en nuestro camino y somos incapaces de reconocerlos? ¿Cuantos hombres y mujeres trabajan todos los días del año, ayudando a los demás, a los que más lo necesitan, sin recibir un ápice de reconocimiento a cambio? Nos encantan mucho los protagonistas heroicos, los bien parecidos, los que pueden acabar con 5.000 enemigos en 10 segundos y todavía permanecer peinadito para besar a la protagonista del cuento, pero somos incapaces de reconocer a tanto heroe anónimo que día a día, siguen sosteniendo el Plan Divino de la Creación, sea lo que sea que esto signifique. Nos quedamos solo en lo espectacular, en la belleza externa, en lo superficial, incapaces de reconocer lo verdaderamente importante en la vida.

Winston Churchill decía: "el problema de la sociedad actual, es que los hombres no quieren ser útiles, sino importantes". Casi que queda al dedillo para recordar a San José, el gran olvidado de la Biblia, y para recordar a todos aquellos que sin mucho brillo, sin mucha belleza externa, sin mucha espectacularidad para el Mundo, van luchando a solas, sosteniendo y cargando la cruz que muchos otros deben llevar.

Así que la fecha de hoy, conmemoración de la Noche más mágica que haya podido ver este diminuto planeta azul, recordemos y honremos a aquel humilde carpintero presente en aquel pobre pesebre, y de esta forma tal vez podamos llegar a entender que muchas veces en la vida, los grandes acontecimientos tienen su origen en las cosas mas pequeñas y simples de la misma.

Feliz Navidad....

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